Al menos siete policías afganos murieron y otros cuatro resultaron heridos a consecuencia de un ataque erróneo de las tropas estadounidenses en la provincia de Nangarhar, en el este afgano, informó hoy a Efe una fuente oficial.

El suceso se produjo esta madrugada, cuando un puesto de la Policía afgana en el distrito de Khogyani fue atacado por tierra y aire por las tropas norteamericanas, según el portavoz del Ministerio afgano de Interior, Zamaria Bashary.

"Estamos en contacto con nuestros efectivos para averiguar la razón por la que ha sucedido esto", aseguró Bashary.

Todo apunta a que la oscuridad y una pobre coordinación propiciaron el error durante lo que debía ser una operación conjunta de tropas estadounidenses y afganas.

Desde Nangarhar, el jefe de la Policía provincial, Sayed Abdul Ghafar Paja, relató a Efe que un comando conjunto de fuerzas afganas y norteamericanas tomó tierra en un helicóptero a cinco kilómetros del puesto de policía, para llevar a cabo una operación contra supuestos insurgentes en el área de Garbawi.

En plena oscuridad, según Paja, los policías iluminaron varios focos de luz sobre los soldados, quienes les tomaron por enemigos y abrieron fuego por tierra y desde el helicóptero.

"Siete policías murieron y otros cuatro resultaron heridos en el combate", precisó Paja, quien añadió que el gobernador provincial se reunió con los mandos de las tropas estadounidenses en la zona para aclarar los hechos.

El relato del policía difiere en parte de la versión del Ejército estadounidense, cuyo portavoz, Chris Belcher, dijo que sus tropas sufrieron una emboscada cuando llevaban a cabo una operación conjunta, debido a lo cual solicitaron apoyo aéreo y mataron a varios atacantes.

La versión de los hechos de Belcher fue posteriormente refrendada en rueda de prensa por el portavoz presidencial afgano, Karim Rahimi, que calificó el suceso como "trágico".

Según Rahimi, las fuerzas policiales no estaban al tanto de la operación militar, así que los agentes abrieron fuego contra las tropas y éstas, pensando que les atacaba el enemigo, devolvieron los disparos.

Los hechos de Nangarhar ocurrieron pocas horas después de la muerte de tres civiles afganos en un punto de control del tráfico a manos de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), informó hoy la organización en un comunicado.

Este suceso se produjo en la provincia de Kunar, también en el este, cuando el conductor del vehículo rehusó detenerse en el control pese a las órdenes de los miembros de la ISAF, que emitieron señales de aviso y llegaron a realizar un disparo al aire.

El vehículo continuó su marcha hacia los soldados y estos comenzaron a disparar a sus ocupantes, con un resultado de tres muertos y otros dos heridos que fueron trasladados a un centro sanitario.

En Afganistán han fallecido en lo que va de año más de 1.700 personas en combates, bombardeos y atentados, la mayoría de ellos insurgentes y civiles, pero también soldados occidentales y del Ejército afgano.

Los analistas esperan un recrudecimiento de la violencia ahora que está terminando la recogida de la cosecha de la amapola, que sirve para financiar las actividades de los talibanes gracias a que de ella se extraen el opio y la heroína.

La Cruz Roja denunció hoy en Ginebra el deterioro de la situación humanitaria en el país, "con un constante incremento de víctimas civiles", según el director de Operaciones de la organización, Pierre Krähenbühl.

"Desde 2006 el conflicto entre las fuerzas afganas e internacionales y la oposición armada se ha recrudecido considerablemente en el sur y el este del país y se extiende hacia el norte y el occidente", indicó en un comunicado de prensa el dirigente.