La banlieue de París vuelve a arder. La muerte de dos menores, el domingo, al chocar la minimoto que conducían contra un vehículo policial ha desatado dos noches de disturbios, con un saldo provisional de 48 heridos, una decena de detenidos, coches quemados y edificios destruidos.

Moushin, de 15 años, y Larami, de 16, murieron en un choque frontal de su pequeña motocicleta contra un vehículo de la policía en la calle de Louise Michele, de Villiers-le-Bel, a unos 20 kilómetros al norte de París. Según la versión oficial, los jóvenes, que iban sin casco y a gran velocidad, colisionaron con el coche al no respetar la prioridad de paso, que correspondía al vehículo de los agentes.

La fiscal de Pointoise, Marie- Thérèse de Givry, ordenó ayer a la Inspección General de la Policía la apertura de una investigación por "homicidio involuntario y no asistencia a persona en peligro". La fiscal manifestó que los primeros datos y los testigos que habían declarado descartaban la responsabilidad de los policías en el accidente.

SOCORRO POLEMICO Sin embargo, otros testimonios niegan la versión oficial y hablan incluso de que los policías abandonaron el lugar del accidente sin socorrer a los adolescentes. Afirman que los bomberos llegaron tarde porque esperaron los refuerzos policiales y que, cuando lo hicieron, los jóvenes no pudieron ser reanimados, pese a los masajes cardiacos. Fuentes oficiales descartan, en principio, que la policía no socorriera a los chicos, aunque este aspecto, uno de los más controvertidos, precisa de más investigaciones.

La muerte de los dos jóvenes desencadenó el domingo por la noche los primeros disturbios, con el resultado de 40 heridos, entre policías y bomberos. Los choques se reprodujeron anoche. Decenas de jóvenes refugiados tras los contenedores de basura lanzaron objetos contra unos 100 policías, que respondieron con gases lacrimógenos.

Los sindicatos policiales recordaron que, tras los violentos incidentes del otoño del 2005, "quedan rescoldos entre las cenizas" y que "las causas sociales de la situación siguen siendo las mismas y la policía no puede hacerles frente en solitario". Los disturbios del 2005 se iniciaron en Clichy-sous-Bois tras morir electrocutados dos jóvenes perseguidos por la policía.