Seísmos, tsunamis y erupciones volcánicas. Las inestables placas tectónicas sobre las que se asienta el archipiélago indonesio castigan estos días a la población local. La factura del tsunami causado el pasado lunes por un terremoto se elevó ayer a 272 muertos y 412 desaparecidos.

La buena noticia es que han llegado los primeros socorristas a las remotas islas Mentawai, principales afectadas por la ola de tres metros que barrió poblados enteros. La Cruz Roja Internacional y las autoridades indonesias estimaron que al menos 4.000 personas han perdido sus casas y han buscado refugio en las áreas de mayor altura sobre el nivel del mar después de que la fuerza de la ola penetrara hasta 600 metros en tierra firme.

Aviones y helicópteros alcanzaron el grupo de islas con provisiones a pesar de los impedimentos ocasionados por el mal tiempo. Las primeras imágenes muestran grandes zonas de tierra inundadas y restos de viviendas. Borinte, un campesino de 32 años de la población de Detumonga, se pudo salvar agarrándose a un trozo de madera, pero su mujer y sus tres hijos murieron. "Intentamos escapar corriendo ladera arriba pero la ola era mucho más rápida que nosotros", relató a la agencia AFP.

REPLICAS El seísmo, de magnitud 7,7, se originó el pasado lunes 20 kilómetros por debajo del lecho marino, y fue seguido de 14 réplicas. Los expertos ya habían alertado de las altas posibilidades de un seísmo en el área de las islas Mentawai, situadas entre las placas indoaustraliana y euroasiática. Esta falla fue la culpable del tsunami que en el 2004 se cobró más de 220.000 muertos en el océano Indico.

Las islas estaban actualmente despertándose al turismo gracias a la práctica del surf en sus costas. Dos grupos de australianos aparecieron ayer con vida.

Mientras, unos 2.000 kilómetros al este, también se acentuaban las labores de rescate después de la erupción, el pasado martes, del volcán Merapi, en la isla de Java. Se han contabilizado una treintena de personas muertas y unas 40.000 permanecen en refugios.