"Algo de nosotras está llegando con la Michelle al palacio de la Moneda", dice Sonia mientras deja la taza sobre el mostrador y vuelve sobre sus pasos haciendo sonar los tacones. Ella trabaja en uno de los tantos Café con piernas ubicados en el centro de Santiago.

Por las tardes, los hombres creen olvidar allí, por un momento, el mundo del que forman parte. Piden un cortado o un espumoso capuchino, pero, sobre todo, miran a las camareras y esas falditas que apenas las cubren. Sonia va y viene con la bandeja y siente los ojos de los clientes en la espalda. El trabajo la crispa, pero no hay otro.

Entre pedido y pedido se le cuela la realidad. Dice que votó a la derecha en las elecciones, pero ahora está "más que contenta" con que Michelle Bachelet sea desde hoy la presidenta de todos los chilenos.

Revolución en el poder

"Crié a mi hijo sola y tuve que enfrentar el rechazo y toda clase de prejuicios. Y ahora mire lo que tenemos: a una madre soltera como jefa de Estado y 10 ministras", dice Haydé, que como Bachelet es una destacada médica. El nuevo Gobierno de la Concertación Democrática --la coalición de socialdemócratas y democristianos que maneja las riendas de este país desde que finalizó la dictadura pinochetista, en 1990-- asumirá funciones subrayando su clave femenina.

"Las mujeres van a revolucionar el poder", dice Clarisa Hardy, una de las integrantes del Gabinete que la Michelle armó como parte de su propuesta de instituir la paridad en los cargos estatales. "Muchos pensaron que no cumpliría, pero se equivocaron", recordó días atrás la mandataria. Todas las ministras, dicen, tienen un carácter fuerte, y si bien no han estado en primera fila de los gobiernos anteriores, han dejado su huella en la gestión pública.

Hardy fue puesta al frente del Mideplan, el organismo que maneja buena parte de los planes sociales que le permitieron a Chile atenuar la enorme brecha que existe entre los ricos y los pobres. Es psicóloga y antropóloga. Es socialista y se ha separado, como la presidenta. "La semana pasada fui al supermercado. Era increíble la cantidad de mujeres que se acercaron para felicitarme. Me sorprendió mucho esa reacción, porque yo soy un rostro común que de pronto pasó a tener connotación por ser parte de las mujeres del Gobierno", declaró al periódico chileno El Mercurio .

Prácticas de vuelo

A Paulina Veloso también la saludan más. Dirige a partir de hoy la Secretaría General de la Presidencia, una de las oficinas clave de La Moneda, encargada entre otras cosas de las relaciones del Ejecutivo con un Congreso que, por primera vez en 16 años, tendrá mayoría de la Concertación. Veloso es socialista. Tenía 18 años cuando cayó Salvador Allende y debió partir al exilio. Su esposo, Alex Jacquard, fue asesinado en Argentina en el marco del Plan Cóndor, la acción represiva conjunta que las dictaduras suramericanas emprendieron en los años 70 contra la oposición. Veloso se volvió a casar. Su hijo, Nicolás Grau, es uno de los principales dirigentes de la Federación Estudiantil. Ya le anunció que saldrá a protestar a la calle si es necesario.

"Voy a tener que practicar eso de subirme a un F-16", dice Vivianne Blanlot. Su llegada al Ministerio de Defensa sorprende a propios y extraños. Ella es economista y sobrina de un almirante --Carlos Blanlot-- procesado por violaciones de los derechos humanos. Por suerte para ella --y los chilenos-- la de Defensa ya no es una cartera sensible . El general Juan Emilio Cheyre acaba de dejar el Ejército cumpliendo una tarea que muchos consideran histórica: la completa despinochetización de las instituciones militares.

Machos tristes

Para el diario Siete , la "conquista femenina de territorios tradicionalmente varoniles" es también un "retrato del otoño del patriarca". Hay muchos chilenos que están desconcertados por lo que ocurre. "El macho latinoamericano necesita a la madre y a la amante. Y eso se acabó: hay una nostalgia del pasado perdido", opina Darío Oses, autor de la novela Machos tristes . Pedro no conoce ese libro, pero habla en uno de los Café con piernas del centro de Santiago como si lo supiera de memoria. Aún se pregunta por qué su esposa debe trabajar si él tiene un buen salario y pueden ahorrar. "Por la noche llega cansada y le tengo que pedir permiso para acariciarla", se queja. Y no está solo en su desazón.

Peligro de extinción

Ignacio Cárdenas Squella es otro de los que en medio de la ola Bachelet alega un abandono inédito. Por eso le escribió una carta al diario conservador El Mercurio , advirtiendo de que la cada vez mayor presencia de las mujeres en cargos de "la mayor relevancia" provocará que "a corto plazo también se extingan". No se sabe si se refería a los cargos o a los mujeres. El lector asegura que en Chile sigue habiendo discriminación, pero ahora a la inversa. Una prueba son las primeras medidas de Bachelet. "No me gusta esta euforia", dice, y pide que, en adelante, en el país se festeje el Día del Hombre.