Benedicto XVI aterrizará mañana en Turquía, país de mayoría musulmana, para iniciar el viaje más delicado y el más significativo de cuantos ha hecho durante su papado. Cada gesto y cada palabra que tendrán lugar durante los cuatro días de estancia en Turquía han sido estudiados con lupa por los responsables vaticanos para no herir susceptibilidades ni alimentar polémicas. Las medidas de seguridad son excepcionales. Una muestra de la difícil prueba que aguarda al Pontífice fue la manifestación en la que miles de personas protestaron ayer en Estambul contra la visita.

Quizá el momento más importante de la visita se produzca el miércoles, cuando el Pontífice se entreviste con Bartolomeo I, patriarca de Constantinopla (Estambul) y principal referente de las 15 iglesias ortodoxas que se separaron de Roma hace casi mil años. El diálogo para volver a unir a ortodoxos y católicos ha dado grandes pasos en los últimos años, y Ratzinger lo ha colocado entre sus prioridades.

MALA PRENSA Benedicto XVI no tiene buena prensa en Turquía. Y no solo por el polémico discurso del pasado septiembre, en el que criticó la figura de Mahoma y la yihad , sino también por su oposición a que este país de mayoritaria población musulmana, pero que vive bajo un Estado laico, entre a formar parte del club cristiano de la UE.

La manifestación de ayer es una muestra del rechazo que inspira en algunos sectores de la sociedad turca. Miles de musulmanes --entre 25.000 y 200.000 personas, depende de la fuente-- se concentraron en Estambul para protestar contra la visita. Una protesta organizada y nada violenta, pero muy emblemática.

Su viaje, además, se ha visto enturbiado por la actitud ambigua del primer ministro turco, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan. Todavía no se sabe si el jefe del Ejecutivo turco hará un hueco en su agenda para recibir al Pontífice.

La minoría cristiana turca, unas 200.000 personas --la mayoría ortodoxos-- intentan quitar hierro al desplante de Erdogan. Para ellos, lo importante es que el viaje del Papa sirva para cerrar heridas. Además, son los primeros interesados en que Turquía ingrese en la UE, pues dejarían de ser una minoría para formar parte íntegra de la gran comunidad cristiana europea.

"El Papa tiene influencia en el mundo. Debemos hacer todo lo posible para que este viaje salga lo mejor posible", dijo hace unos días Bartolomeo I. Las autoridades turcas desplegarán espectaculares medidas de seguridad. El plan de protección del Pontífice, en el que participarán más de 20.000 policías, es similar al que se desplegó durante la visita a Turquía del presidente de EEUU, George Bush, pocos meses después de la invasión de Irak.

En vísperas de comenzar su viaje, Benedicto XVI envió ayer "un saludo cordial al querido pueblo turco, rico de historia y de cultura". El Papa expresó a los turcos "sentimientos de aprecio y de amistad sincera" y se encomendó a las oraciones "para que este peregrinaje produzca los frutos que Dios desea".