La táctica militar de levantar muros de protección en algunos barrios de Bagdad para contener la violencia sectaria ha abierto una brecha entre el Ejecutivo iraquí y el Ejército de EEUU. El primer ministro iraquí, el chií Nuri al Maliki, ordenó el domingo detener las obras del muro de Adhamiya, un enclave suní rodeado por barrios chiís. El nuevo embajador de EEUU en Bagdad, Ryan Crocker, que asumió el cargo el pasado mes de marzo, dijo ayer que "serán respetados los deseos del Gobierno y del primer ministro", aunque no aclaró si se detendrán las obras.

La polémica ganó enteros ayer cuando uno de los portavoces del Ejército estadounidense en Irak, Mark Fox, aseguró que "las barreras de seguridad son una iniciativa del Ejército iraquí y han sido aprobadas por el Gobierno de Irak".

Por su parte, el general iraquí Qasim al Musawi, afirmó tajante que "se continuará construyendo el muro de Adhamiya" y acusó a los medios de comunicación de haber dado excesiva importancia a la barrera del enclave suní. Al Musawi dijo que una cosa es levantar una barrera de hormigón fija, y otra muy distinta instalar muros móviles, como los que protegen algunos edificios sensibles de la capital. Según el general, el muro de Adhamiya puede ser retirado cuando la situación mejore.

RECHAZO POPULAR La barrera de Adhamiya está formada por piezas de casi cuatro metros de altura que rodean el barrio. Se empezó a construir el 10 de abril y está previsto cubrir sus cinco kilómetros de longitud a finales de mes. Pretenden levantar hasta cinco muros más en la capital.

Sin embargo, cientos de residentes se manifestaron ayer en contra de esa táctica. Los vecinos dijeron sentirse encerrados en una prisión. "Los niños quieren ver Bagdad sin muros", rezaba una pancarta. Al Maliki, que está de gira por Oriente Próximo, manifestó el domingo su rechazo a la política de los muros.