Hasta 10 veces, en un plazo de seis horas, se pusieron en contacto con las tropas israelís. Les dijeron que había fuerzas de la ONU en la zona que estaban bombardeando y les pidieron que cesaran los ataques. Y cada vez que lo hicieron recibieron la misma respuesta: no os alarméis, pararemos los ataques.

Son las conclusiones del informe preliminar elaborado por la Fuerza Interina de las Naciones Unidas (FINUL) para aclarar las circunstancias en que cuatro de sus integrantes --un austriaco, un canadiense, un chino y un finlandés-- fallecieron el martes víctimas del fuego israelí. El puesto de la FINUL en Jiam (Líbano) fue alcanzado por un misil teledirigido en lo que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, calificó de ataque "aparentemente deliberado" y un "trágico asesinato". Israel protestó y aseguró que fue "un error".

El trágico episodio ha desencadenado un aluvión de protestas por parte de la ONU y los países de origen de los observadores muertos; el Gobierno chino convocó al embajador israelí en Pekín para exigirle una disculpa. Todos han exigido que se investiguen los hechos, e Israel ha tenido que acceder. El malestar es profundo, más aún cuando hay testimonios que confirman que las fuerzas israelís no atendieron a los avisos de los cascos azules.

Un soldado irlandés responsable de la comunicación entre las tropas de Israel y la FINUL advirtió seis veces al Ejército israelí de que sus bombardeos ponían en peligro al personal de la ONU.

WASHINGTON, CON TEL-AVIV El primer ministro israelí, Ehud Olmert, se puso en contacto con Annan para expresarle su "profundo pesar" por la muerte de los cuatro observadores, y para lamentar que "la ONU defina un error como una operación aparentemente deliberada". La ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, definió el ataque de "desafortunado incidente" y reveló que enviado sus condolencias a las familias de los fallecidos.

EEUU se abstuvo de criticar. "Es una cosa horrible, y eso vale para todas las víctimas inocentes", declaró el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, quien agregó que no existe ninguna razón para creer que se trató de "un ataque deliberado".