El ‘brexit’ se estanca y se envenena más y más. El Reino Unido y la Unión Europea se enzarzaron el lunes en una disputa sobre cuál de los dos debe ser el próximo en mover pieza para desbloquear la negociación. Theresa May indicó que la pelota está en el campo y Bruselas respondió sin dejarle pronunciar la frase en voz alta, que, “la pelota está por completo en el campo del Reino Unido hasta que suceda algo”. Las dos partes empiezan a prepararse para el cada vez más posible fracaso de las negociaciones del divorcio, lo que abocaría a una salida caótica.

La primera ministra reiteró el lunes en la Cámara de los Comunes la propuesta de dos años de periodo transitorio después de que el Reino Unido deje la Unión Europea en marzo del 2019. Su comparecencia fue una repetición de lo que ya dijera en su discurso en Florencia. Dejo una vez a más múltiples explicaciones y detalles en el aire, que le exigieron desde el banquillo de la oposición, pero también sus propios colegas conservadores.

DEBILIDAD DE MAY

La declaración coincidió con el inicio de la quinta ronda de negociaciones en Bruselas, que se prolongará hasta el jueves, en un ambiente de creciente pesimismo. Los británicos quieren entrar ya a negociar las relaciones comerciales con Europa después del ‘brexit’. Los 27 exigen antes cerrar los acuerdos sobre el futuro de los europeos en el Reino Unido, la frontera en Irlanda y el pago de la factura que los británicos han de pagar por su marcha.

Las discusiones se han convertido en un diálogo de sordos y no ayuda la debilidad de la primera ministra, que va de crisis en crisis. En Londres se habla más de la lucha entre los miembros del gobierno que del ‘brexit’, como les reprochó el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn. “Justo cuando debemos tener un equipo negociador fuerte, tenemos un gobierno en el que cada uno se lanza a la garganta del otro”, afirmó. “La mitad de los conservadores quieren que sea cesado Boris Johnson (titular de exteriores y líder del ‘brexit duro). La otra mitad quiere que se cese a Philip Hammond (ministro de Finanzas y partidario de una salida pactada y suave).