El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, admitió ayer la creación de un Estado palestino, pero sólo en el caso de que carezca de cualquier capacidad militar. En un esperado discurso, Netanyahu llamó al inicio inmediato de negociaciones, pero insistió en el "crecimiento natural" de asentamientos judíos y en el carácter indivisible de Jerusalén. Sus palabras son, según los palestinos, un "sabotaje" a los esfuerzos por la paz.

Netanyahu reconoce por primera vez el derecho de los palestinos a tener una patria propia en el futuro, tal y como se reclamaba insistentemente desde EEUU. Pero lo hace con la boca pequeña e infinidad de requisitos y exigencias. "Si recibimos garantías de desmilitarización y las disposiciones de seguridad exigidas por Israel, si los palestinos reconocen Israel como la nación de los judíos, estaremos preparados para un verdadero acuerdo de paz", aseguró el primer ministro hebreo durante su intervención.

Desde la universidad de Bar Ilan, feudo de la derecha y el movimiento sionista, Netanyahu no cedió a otra de las grandes exigencias estadounidenses: la congelación de asentamientos en territorios ocupados. Se comprometió a que Israel no construirá más colonias ni expandirá las actuales, para puntualizar después que es necesario acomodar el "crecimiento natural" en los asentamientos existentes.

DISCURSO DERECHISTA "Ha sido un discurso de extrema derecha que ha destruido la base de cualquier negociación", aseguraban poco después representantes palestinos. "Los comentarios de Netanyahu han saboteado todas las iniciativas, bloqueado todos los esfuerzos y desafiado las posiciones de palestinos, árabes y norteamericanos", declaraba tajante un portavoz del presidente palestino, Mahmud Abbás.

La intervención de Netanyahu, aplaudida por el público presente, se interpreta como una respuesta a la de Barak Obama en la universidad de El Cairo el pasado día 4 de junio.