Ni desproporción en el asalto, ni errores en la planificación militar de la operación. El primer ministro, Binyamin Netanyahu, eludió ayer cualquier atisbo de autocrítica durante su comparecencia ante la comisión israelí que investiga el asalto a la Flotilla de la Libertad del pasado 31 de mayo. Durante el abordaje, en aguas internacionales, murieron nueve civiles turcos.

Netanyahu dijo que la operación militar se contempló como último recurso, tras fracasar los intentos diplomáticos para detener a la flotilla, y bajo la premisa de "evitar al máximo la confrontación". El primer ministro compareció durante hora y media ante la comisión civil que preside el juez retirado Jakob Turkel, nombrada por el Gobierno en junio. Netanyahu se mostró convencido de que Israel actuó "de acuerdo a la ley internacional", pero sorteó preguntas de los magistrados. Entre ellas, si se contemplaron alternativas al asalto militar o de qué manera se lidió con las acusaciones de haber violado la ley internacional. Netanyahu dijo que el Gabinete solo debatió antes del incidente las posibles implicaciones mediáticas y diplomáticas, sin discutir la planificación militar.