Alí Shalal Qaisi, un exprisionero de Abú Graib que dijo ser el hombre que, subido a una caja y conectado a unos cables eléctricos se convirtió en el icono de las torturas en esa prisión, no es finalmente el hombre de esa fotografía. The New York Times publicó el 11 de marzo su presunta y terrible historia. El 18 de marzo, el rotativo rectificó.

Todo encajaba en el relato de Shalal Qaisi, de 43 años y exalcalde de un barrio de la ciudad de Bagdad: estuvo preso en Abú Graib entre octubre del 2003 y marzo del 2004 y allí sufrió torturas y humillaciones. Su abogado afirmó que también él fue fotografiado en la misma posición. Y rompiendo a llorar por teléfono, Shalal Qaisi sólo acertó a decir el viernes: "Sólo sé una cosa. Fui cubierto con esa sábana, estuve en esa caja, me conectaron cables y fui electrocutado". Pero no es el hombre de la fotografía.