Tenemos que irnos de aquí; la próxima vez puede ser que no tengamos tanta suerte para escapar con vida; muchos de nuestros hermanos han muerto". Anne Ajayi es una de las miles de cristianas que en estos días empaqueta sus enseres y se prepara para abandonar definitivamente la ciudad nigeriana de Kaduna, de mayoría musulmana, y dirigirse hacia el sur del país, habitado principalmente por cristianos. Los últimos brotes de violencia entre cristianos y musulmanes, motivados por la celebración del concurso de Miss Mundo en el país y la aparición de un artículo en un diario local que los musulmanes nigerianos consideran que insulta al profeta Mahoma, ha encendido la mecha de la violencia religiosa en este país africano.

DEBATE SOBRE LA ´FATUA´

La fatua emitida por las autoridades del estado norteño de Zamfara, urgiendo a los musulmanes a matar a la joven periodista cristiana Isioma Daniel, quien escribió un artículo en el rotativo This Day en el que sugería que Mahoma podría contraer matrimonio con alguna de las concursantes del concurso de Miss Mundo, estaba ayer en la boca de los líderes espirituales de ambas comunidades religiosas, que se pronunciaban en favor o en contra. Una fatua no es una condena de muerte emitida por un tribunal, al uso de las sentencias contra mujeres adúlteras nigerianas por tribunales de estados en los que rige la ley islámica. Es un edicto religioso emitido por las autoridades pertinentes, en este caso invitando a los musulmanes a acabar con la vida de la periodista Isioma Daniel por haber blasfemado contra Mahoma.

"Es un hecho que el islam establece la pena de muerte contra quien insulte al profeta Mahoma, sea cual sea su fe", precisó a la agencia France Presse un portavoz oficial del Estado de Zamfara, antes de concluir: "El Gobierno sólo ha aplicado la sentencia". En el mismo sentido se manifestó Muhamed dor Muhamed, secretario general del Consejo de Imanes y Predicadores de Kenia, un país de mayoría animista pero con fuerte implantación musulmana: "Una fatua como ésta es legal; espero que acabe con la costumbre de mucha gente de insultar a nuestro profeta".

El Gobierno federal nigeriano, por su parte, quiso salir al paso de los acontecimientos y reafirmar la supremacía de la legislación federal sobre la ley islámica que han adoptado casi una decena de estados norteños. La fatua es "nula", precisó el Ministerio de la Información. "El Gobierno federal no autorizará su aplicación porque aquí rige el Estado de derecho".

EXCUSAS DEL DIARIO

Autoridades religiosas islámicas moderadas, tanto de Nigeria como de otros países de mayoría musulmana, expresaron cuando menos sus dudas sobre la legalidad del decreto. Lateef Adegbite, secretario general del Consejo Supremo de Asuntos Islámicos de Nigeria declaró que su organización iba a estudiar la fatua : "Hay que tener en cuenta que el diario ha presentado excusas y que fueron aceptadas por nuestra organización; además, la autora no es musulmana y la blasfemia se cometió lejos de Zamfara", donde se proclamó la fatua .

El caso de la periodista nigeriana, que, según sus compañeros, ha decidido huir a EEUU, recuerda al del escritor Salman Rushdie, sobre el que pesó durante muchos años una fatua . Desde las páginas de The New York Times , el escritor defendió las "voces moderadas dentro del islam que no pueden o no insisten lo suficiente en la modernización de su cultura".