Desde dibujar niños descuartizados a intentar suicidarse. El amplio abanico de muestras del deterioro de la salud mental de los niños sirios por culpa de conflicto podría minar el futuro de la nueva generación de sirios y del propio país árabe. La oenegé Save the Children (StC) ha alertado esta semana de la urgencia de actuar con presteza ante las consecuencias catastróficas de una guerra que cumple ya seis años en un informe de 34 páginas titulado 'Heridas Invisibles: los efectos de seis años de guerra en la salud mental de los niños sirios'.

“Los niños están psicológicamente aplastados y agotados. Cuando hacemos actividades como cantar, no responden”, relata a la oenegé un profesor de la ciudad de Madaya, asediada desde julio del 2015 por el Ejército sirio y sus aliados. “No se ríen como deberían -continúa el docente-. Dibujan imágenes de niños siendo masacrados en la guerra, o tanques o el asedio o la falta de alimentos”.

“Al menos tres millones de niños menores de 6 años no conocen más que la guerra, y millones más han crecido asustados bajo la sombra del conflicto”, explica la psicóloga de Save the Children Marcia Brophy, especialista en la región. “Son la próxima generación, la que tendrá que reconstruir un país hecho añicos: su futuro y el de Siria están en juego”, apunta.

MIEDO Y VIOLENCIA

Entre las cifras más alarmantes aportadas por el informe: el 89% de los 458 entrevistados dicen que la conducta de los niños se ha vuelto más temerosa y nerviosa según avanza la guerra y la mitad asegura que ha aumentado la violencia doméstica. Los abusos sexuales a las niñas o la ausencia e interrupción del proceso educativo también son motivo de extrema preocupación para la oenegé.

Hesham, profesor, padre de cinco hijos procedente de Deir Ezzor y entrevistado para el estudio, se muestra especialmente preocupado por la falta de educación de una generación entera: “¿Qué hay más peligroso en esta vida que la ignorancia?”.

La investigación de StC explica que “la exposición prolongada a la guerra, el estrés y la incertidumbre se traduce en que muchos niños están en un estado de 'estrés tóxico'. Esto comporta inmensos e inmediatos efectos negativos en los niños, que incluyen desde mojar las sábanas con más frecuencia, lesiones infligidas por sí mismos,intentos de suicidio o conductas agresivas. Si no se tratan -continúa el texto-, las consecuencias a largo plazo serán seguramente mucho mayores, y afectarán a la salud mental y física de los niños para el resto de sus vidas. Esto tendrá un impacto devastador en el futuro de Siria a menos que se actúe ya”.

ACTITUDES ADULTAS Y DESAFIANTES

Varios residentes de Alepo evacuados a Turquía tras el acuerdo para un frágil alto el fuego alcanzado a finales del 2016, cuando las tropas de Asad y sus aliados tomaron la ciudad, aseguraron a EL PERIÓDICO sentirse aturdidos al no escuchar ya los constantes bombardeos y el ruido del fuego de los morteros. Las dos fuentes consultadas son además padres de niños menores de 2 años.

Sin embargo, los niños que quedaron en Siria no son los únicos afectados por la violencia. El pasado mes de diciembre, personal de Save the Children en la isla griega de Quíos describió a este diario cómo algunos menores de procedencias diferentes mostraban actitudes adultas y desafiantes, y algunos hasta se infligían lesiones a sí mismos. En el campamento de refugiados de Souda, en la misma isla griega, las visitas del psicólogo de la Organización Internacional para las Migraciones eran diarias y prolongadas, debido a la dureza de la situación y la mella que esta está haciendo en los allí alojados.