Pocas veces una reunión de la Asamblea General de Nueva Jersey ha generado tanta atención como ayer. Pero es que no todos los días la Cámara baja de ese estado, controlada por el Partido Demócrata, vota una propuesta de ley como la S-171. Esa legislación, aprobada ayer por 44 votos a favor y 36 en contra, elimina la pena de muerte en el estado y la sustituye por cadena perpetua sin opción a libertad condicional en los crímenes más graves.

Con el apoyo asegurado de Jon Corzine, el gobernador también demócrata que debe estampar su firma ahora en el texto, esa ley convirtió a Nueva Jersey en el primer estado de Estados Unidos que elimina la pena capital en 41 años. El hecho es considerado un "hito histórico" por grupos de derechos humanos y puede tener efecto ejemplar en el resto de un país que, junto con Irak, China, Sudán y Pakistán, fue el responsable del 91% de las ejecuciones del año pasado.

CUATRO VOTOS REPUBLICANOS La iniciativa de Nueva Jersey empezó a cobrar fuerza en enero, cuando una comisión especial apoyó la abolición y aseguró que "hay cada vez más pruebas de que la pena de muerte es inconsistente con los estándares de decencia". Instituciones como la Iglesia católica del estado apoyaron la abolición. Y el proceso se convirtió en inevitable tras haber superado el lunes el principal escollo: ser aprobada en el Senado estatal, donde cuatro republicanos rompieron con el partido, permitiendo que la ley pasara por 21 votos frente a 16.

Fueron cuatro votos de significación brutal: ningún estado ha dado un paso similar desde 1965, cuando Iowa y Virginia Occidental abolieron la pena capital. Y aunque prácticamente todas las democracias del mundo rechazan un castigo que Amnistía Internacional (AI) define como "la definitiva e irreversible negación de los derechos humanos", en EEUU esa oposición se enfrenta a altísimas barreras: cuatro estados que intentaron este año aprobar propuestas similares a la de Nueva Jersey --Nebraska, Montana, Maryland y Nuevo México-- fracasaron.

La dificultad de luchar legislativamente contra la pena capital en un país que ha matado oficialmente a 1.099 personas desde que el Tribunal Supremo reinstauró la pena capital en 1976 da aún más significado al paso que completó Nueva Jersey, que tiene a ocho personas en el corredor de la muerte y que no ha ejecutado a ningún reo desde 1963. Así lo han reconocido grupos como AI, Human Rights Watch y la Coalición Nacional para Abolir la Pena de Muerte.

EN DESCENSO El número de ejecuciones en EEUU ha disminuido un 66% desde 1999 y las 53 del año pasado, por ejemplo, representaron la cifra más baja desde 1996. También es cierto que los casos de exoneraciones por convicciones erróneas (en muchos casos logrados gracias a los avances de la investigación con ADN) nutren actualmente una creciente ola de oposición a las ejecuciones, y estados como Illinois han impuesto moratorias por los graves fallos detectados en el sistema. Y que las cosas están cambiando se demuestra en la moratoria oficiosa que han impuesto todos los estados en la aplicación de la pena capital desde el 25 de septiembre, cuando el Supremo aceptó estudiar si la inyección letal (el método de ejecución más extendido) constituye un "castigo cruel".

Pero la total abolición de la pena capital en EEUU no se vislumbra. Justo en Nueva Jersey un sondeo de la Universidad de Quinnipiac mostraba una oposición del 53% a la abolición. Las encuestas a nivel nacional confirman esa posición: la mayoría sigue aprobando enviar personas a la inyección letal, la silla eléctrica, la cámara de gas, la horca o el paredón.