Los atentados suicidas en Pakistán se están convirtiendo en algo casi cotidiano. Al menos 41 personas, la mayoría civiles, murieron ayer, y otras 45 resultaron heridas, cuando un kamikaze hizo estallar su carga explosiva cerca de un mercado en la localidad de Alpuri, en la provincia de la Frontera del Noroeste. El ataque iba dirigido contra un convoy militar.