Mientras espera el reconocimiento de la comunidad internacional, el nuevo Gobierno ecuatoriano parecía emitir ayer algunas señales de distanciamiento de EEUU. El ministro de Interior, Maurio Gándara, descartó otorgar inmunidad a los militares norteamericanos que actúen en este país. A su vez, anunció que el Ecuador suscribirá el tratado que establece el Tribunal Penal Internacional (TPI), que Washington rechaza.

Gándara, un hombre que proviene de la derecha nacionalista, aludió también a la posibilidad de que se revise el acuerdo por el cual EEUU usa la base de Manta, en la costa del Pacífico, para la lucha contra el narcotráfico. Diversos sectores políticos ecuatorianos temen que esa base se convierta en un engranaje del plan Colombia, que promueve Estados Unidos para la lucha contra la guerrilla y los traficantes.

CONTRA LA INJERENCIA Gándara ha sido un fuerte crítico de la iniciativa. El flamante ministro dijo a la prensa de Ecuador que, a diferencia del destituido coronel Lucio Gutiérrez y sus antecesores, él no se comprometerá con "los problemas internos y la guerra en Colombia".

En este contexto, el presidente Alfredo Palacio sustituyó a parte del equipo que está negociando en Lima, junto con Perú y Colombia, un Tratado de Libre Comercio (TLC) con EEUU. El TLC no tiene el apoyo del ministro de Economía, Rafael Correa, cuyo nombramiento ha provocado cierto malestar entre los banqueros debido a su rechazo de la dolarización de la economía, que rige desde el año 2000.

Algunos analistas no creen que Ecuador esté a las puertas de un giro de su política respecto a Washington. Las declaraciones son leídas más como un intento de calmar el frente interno y a los protagonistas de la revuelta, y contrastan con la decisión de Palacio de nombrar jefe del Ejército al general César Ubillús, considerado el "más pronorteamericano" de la cúpula castrense que emerge de la crisis.

El presidente tiene previsto reunirse a principios de semana con la embajadora de EEUU en Quito, Kristie Kenney, conocida por su activo protagonismo en los asuntos locales. La reunión se celebrará antes de que la misión de Organización de Estados Americanos (OEA) llegue para investigar las condiciones en las que fue destituido Gutiérrez. Pero cuando se produzca esta visita, los hechos políticos estarán consumados. Entre otras cosas porque, para esa fecha, se espera que Gutiérrez ya esté en Brasil.

Un avión del Ejército de Aire de ese país fue ayer autorizado a aterrizar para llevarse al exgobernante. La salida del excoronel provoca crispación en parte de los quiteños. Algunos estuvieron en la madrugada del sábado frente a la residencia del embajador, Sergio Florencio, cuyo automóvil fue atacado.