Mantener unido el Partido Democrático (PD) sin escisiones, recomponer la oposición en una Italia donde la política nacional gira en torno a Silvio Berlusconi y construir una alternativa política capaz de ganar las elecciones generales del 2013. Son muchas las esperanzas que una parte de los italianos han puesto en Pier Luigi Bersani, de 58 años, elegido el domingo nuevo líder de la izquierda italiana con el 52% de los votos de casi tres millones de electores progresistas, que participaron en unas primarias únicas en el mundo.

"Seré el líder, pero a mi manera", ha avisado Bersani, quien ha aclarado que el PD "no será un partido con un solo comandante", en alusión al solitario liderazgo de Berlusconi en los conservadores, "sino con un conjunto de protagonistas". Como primer acto del nuevo curso progresista, ayer visitó Prato, una ciudad obrera que en las municipales votó en masa a los conservadores y se convirtió en símbolo del cortocircuito entre los progresistas y su base electoral.

Siendo el candidato más izquierdista de los que se presentaban, su primer problema será el de una posible escisión de los exdemocristianos de Francesco Rutelli, quien dijo que Bersani supone "otra idea" respecto a su proyecto para el PD. Los resultados de las primarias, que han dado el 45% de votos a los otros dos candidatos --Dario Franceschini e Ignazio Marino--, han reforzado el ala laica del PD, lo que planteará problemas al colectivo católico ante ciertos temas.