Los servicios de seguridad estadounidenses apuntaron desde los primeros momentos, tras el atentado frustrado de Navidad en un avión que viajaba de Amsterdam a Detroit, a Al Qaeda, y fuentes de la Administración ya habían avanzado esta semana que Washington ha intensificado la colaboración con Saná para identificar y atacar a potenciales objetivos del grupo en Yemen vinculados al intento de ataque. Sin embargo, hasta ayer no había habido una acusación tan directa como la que realizó el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

En su intervención radiada y emitida por internet semanalmente, grabada en Hawái, Obama responsabilizó directamente del ataque frustrado a Al Qaeda en la península arábiga, una filial del grupo terrorista que desde hace un año tiene asentado su mando en Yemen.

"Parece que Al Qaeda en la península arábiga entrenó a Umar Faruk Abdul Mutalab el sospechoso, le equipó con los explosivos y le instó a atacar el avión", aseveró Obama, que envió un mensaje directo a "todos los involucrados": "Todos responderán por ello", dijo.

Obama recordó también que no es la primera vez que esa división de Al Qaeda ha puesto a EEUU en su diana, citando entre otros ataques el de la embajada estadounidense en Saná acometido en el 2008. Y subrayó la intensificada relación y cooperación con el Gobierno yemení para perseguir a los terroristas. Las palabras del presidente, tercera intervención desde que sucedió el intento de ataque, llegan cuando ya ha recibido los primeros informes preliminares sobre lo ocurrido y sobre los fallos en la red de seguridad nacional.

Y aunque ayer en su discurso no dio más datos concretos sobre el contenido de esos informes, que estudiaba este fin de semana y que serán fundamentales en la reunión que pasado mañana mantendrá en la Casa Blanca con los responsables de seguridad, su contundencia al levantar el dedo acusador contra Al Qaeda permite adelantar una nueva fase en la lucha contra el terrorismo desde Washington.

CONTRA "LA RED DE ODIO" Obama y su equipo han eludido desde su llegada a la Casa Blanca el término "guerra contra el terror" que acuñó George Bush, pero, si bien las perífrasis semánticas son otras, la declaración de enfrentamiento es la misma. Ayer, Obama recordó que ya en su discurso de inauguración declaró estar "en guerra contra una red de violencia y odio de gran alcance" y que su Gobierno "hará lo que haga falta" para vencer a esa red y defender el país, "manteniendo los valores que siempre han distinguido a EEUU entre las naciones".

Acusado por los republicanos de haber debilitado esa persecución de los terroristas, Obama se defendió asegurando que "los adversarios son quienes quieren atacar" y pidió una unidad similar a la que se vivió, política y socialmente, tras el 11-S.

"En vez de ceder al miedo y al cinismo --dijo--, renovemos el atemporal espíritu estadounidense de resolución, confianza y optimismo. En vez de sucumbir al partidismo y la división, emplacemos a la unidad que el momento exige".