Cuando en la campaña presidencial Barack Obama hablaba de mantener contactos con talibanes moderados, aseguraba que era una opción que "debía explorarse". Ahora, cuando ya se ha instalado en la Casa Blanca y se enfrenta al deterioro de la situación en Afganistán y en áreas de Pakistán como uno de sus mayores retos en política exterior, dicha posibilidad cobra la forma de una estrategia viable para el presidente de EEUU.

"Parte del éxito en Irak incluyó contactos con gente milicias sunís que consideraríamos fundamentalistas islámicos, pero que estuvieron dispuestos a trabajar con nosotros porque las tácticas de Al Qaeda en Irak les habían horrorizado", aseguró Obama, citando al general David Petraeus, en una entrevista de 35 minutos concedida el sábado a The New York Times a bordo del Air Force One. Al mandatario estadounidense, que el mes pasado anunció el despliegue en Afganistán de 17.000 soldados --para sumarse a los 38.000 ya presentes en el país-- y que el sábado fue tajante al reconocer que EEUU "no" estaba ganando "la guerra en Afganistán", no se le escapa que la situación es "más compleja" que en el país árabe.

Por otra parte, un soldado de la OTAN murió y otros dos resultaron heridos tras estallar ayer una bomba en el este de Afganistán. Esta muerte eleva a 53 el número de soldados extranjeros fallecidos en el país asiático en lo que va de año. Asimismo, el Pentágono ya ha anunciado que retirará de Irak a 12.000 militares antes de septiembre.

CRITICAS A KABUL "El Gobierno nacional no se ha ganado la confianza del pueblo afgano", denunció Obama. "Y tenemos que reorientar nuestra política para que nuestros objetivos militares, diplomáticos y de desarrollo estén en consonancia de que Al Qaeda y los extremistas no tienen santuarios desde los que operar", dijo. Pese a la crítica, el presidente afgano, Hamid Karzai, considera una "buena noticia" la decisión de la Casa Blanca sobre una reconciliación.