La cita fue el jueves por la noche en el salón de la casa en Washington de la senadora Dianne Feinstein. Fue a solas, sentados cara a cara. Sus asesores estaban en una habitación cercana y el servicio secreto, en la puerta. Feinstein les sirvió agua, y estuvieron hablando durante una hora. Así fue la escenografía de la reunión secreta entre Barack Obama y Hillary Clinton, de cuyo contenido ambas campañas solo dijeron en un comunicado conjunto que "fue un encuentro productivo acerca del importante trabajo que necesita hacerse para triunfar en noviembre".

Ningún detalle más de la reunión se filtró a la prensa, que se produjo en vísperas de que hoy Clinton anuncie públicamente su retirada de la carrera demócrata y su apoyo a Obama en su pulso con John McCain y en plena tormenta de especulaciones respecto a si los dos senadores formarán pareja en el tíquet demócrata. Esta posibilidad se ha enfriado después de que Clinton dijera que "no persigue" la vicepresidencia. Preguntado al respecto, Obama dijo que todo el mundo necesita calmarse y que Clinton estaría "en la lista de favoritos de cualquiera" para el puesto de vicepresidenta.

Más allá de si la fórmula de colaboración entre ambos es o no la vicepresidencia, lo que es importante para Obama y el Partido Demócrata es que el proceso de salida de Clinton de la carrera presidencial no ponga en peligro el apoyo de sus votantes al senador en noviembre. Todos ellos tienen muy presente que las encuestas dicen que entre un 25% y un 28% de los 18 millones de votantes de la exprimera dama optarán por McCain antes que por Obama. En internet, algunos votantes de Clinton se están organizando para votar a McCain y así darle a su candidata la oportunidad de repetir en el 2012.

Tres segmentos del electorado de Clinton son claves. En primer lugar, las mujeres mayores de 40 años, muy dolidas por lo que consideran una oportunidad perdida de que una mujer llegue a la Casa Blanca. Muchas de ellas opinan que Clinton ha sido víctima de sexismo durante la campaña electoral por parte de los medios de comunicación, y que en gran medida esto explica que un joven senador que era casi desconocido haya ganado.

ELECTORES CLAVE El segundo segmento es el de los blancos de clase trabajadora de estados que serán claves, como Ohio y Pensilvania. Y el tercero es el de los hispanos, fieles seguidores del apellido Clinton. En ambos casos se mezclan cuestiones de clase, educación (Clinton acusó a Obama de ser "elitista" durante la campaña) y de color de la piel. En el caso de los blancos, McCain puede tener un importante caladero de votos. En el de los hispanos, el republicano ha perdido parte de su popularidad tras rechazar la legalización de los 14 millones de sin papeles .

La campaña de McCain es consciente de que entre los votantes de Clinton puede estar una de las claves de las presidenciales. "Hay muchos seguidores de la senadora que me apoyarán porque creen que el senador Obama no tiene ni la experiencia ni el conocimiento ni el juicio para afrontar los desafíos de seguridad de esta nación", dijo McCain. Sus estrategas planean utilizar argumentos ya usados por Clinton: Obama el naíf, Obama el inexperto, Obama el elitista. La campaña de Obama confía en que el enfado de los votantes de Clinton desaparecerá cuando tengan que elegir entre un demócrata y un republicano. Pero para ello, es necesario que la senadora se implique.