En los tiempos de vino, flores y buenas palabras, cuando las encuestas hablaban de una favorita clara en la nominación demócrata y la campaña se desarrollaba con un exquisito guante blanco, el Partido Demócrata sacaba pecho por sus candidatos. Un joven senador por Illinois, negro, que había demostrado en su carrera una pasmosa habilidad para captar el voto de los blancos. Una veterana política, exprimera dama, que seducía a la comunidad negra con la ayuda del recuerdo de la presidencia de su marido. Pero las cosas han cambiado: Barack Obama cuestionó la condición de favorita de Hillary Clinton y, para desmayo de muchos demócratas, las primarias que se celebraron ayer en Carolina del Sur (al cierre de esta edición aún no había resultados) tenían el aspecto de convertirse en un asunto racial.

Quien más tenía a ganar, pero también a perder, en el asunto planteado en estos términos era Obama. Como sucediera en Nuevo Hampshire tras su victoria en Iowa, las encuestas le predecían una clara victoria (41% para Obama, 25% para Clinton, 19% para John Edwards) a lomos de un récord de participación en un voto de estas características.

El problema es que esa victoria estaría casi sustentada en el voto de los negros, lo que llevaría a Obama a un territorio en el que no quiere encontrarse: ser el candidato solo de la minoría negra, lo que crearía dudas sobre su capacidad para aglutinar una mayoría ganadora a su alrededor. "Estoy absolutamente convencido de que podemos ganar en Carolina, y de que podemos ganar en cualquier parte del país", declaró Obama.

Pero los datos dicen que el electorado negro representa más del 50% de los demócratas en Carolina del Sur. Que este electorado le apoya en un 65%, mientras que el electorado blanco se divide entre Clinton, que ha limitado los mitines en el estado al darlo por perdido, y Edwards (35% cada uno) por el 19% de Obama. Y todo ello cuando la campaña ya no es un intercambio de sonrisas, sino un agrio enfrentamiento que ha entrado de lleno en lo personal y que ha incluido también polémicas sobre el color de la piel en EEUU.