Tras varios meses de tensión y provocaciones, Irán y las potencias occidentales volvieron ayer a la senda del diálogo en la cuestión nuclear, en una jornada que incluso el presidente de EEUU, Barack Obama, calificó de "comienzo constructivo". Representantes de los cinco países que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña) y Alemania se reunieron cerca de Ginebra con el negociador iraní, Saïd Jalili. En el encuentro participó también el responsable de la política exterior de la UE, Javier Solana.

Irán se comprometió a abrir a los inspectores de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OEIA) la nueva central de Qom, que hasta ahora había mantenido en secreto y cuya existencia fue revelada la semana pasada. El representante francés, Jacques Audibert, aseguró que los inspectores podrán visitarla "en dos semanas". Y el todavía jefe de la OEIA, Mohamed el Baradei (a punto de concluir su mandato), anunció anoche que iría "próximamente" a Teherán invitado por las autoridades iranís. Obama dejó claro que tiene todo su apoyo.

El subsecretario de Estado de EEUU, William Burns, mantuvo un encuentro con Jalili al margen de la negociación oficial. Se trata del contacto bilateral de mayor nivel entre EEUU e Irán en tres décadas.

En una declaración pública, horas después, Obama subrayó que a este "comienzo constructivo" debían seguirle "acciones constructivas" concretas. El mandatario estadounidense exigió a Teherán "transparencia" y "medidas para crear confianza". También advirtió de que EEUU no negociará indefinidamente y que si no se dan pasos concretos se aplicará otra forma de presión (en clara alusión a las sanciones). Solana subrayó que los Seis e Irán habían acordado "intensificar el diálogo" en las próximas semanas y que se celebrará una nueva reunión negociadora antes de final de octubre.