"Si hay alguien ahí fuera que todavía duda de que América es un lugar donde todas las cosas son posibles, que aún se pregunta si el sueño de nuestros fundadores está vivo en nuestros días, que aún cuestiona el poder de nuestra democracia, esta noche es su respuesta".

Barack Obama, hasta ayer un senador de 47 años de Illinois, desde ayer el primer presidente negro de Estados Unidos, ha abierto con estas palabras un minuto antes de las 11 de la noche (las seis de la madrugada en España) su primer discurso tras su histórica victoria en las urnas. Y los cientos de miles de personas congregadas en parque Grant de Chicago que habían gritado, aplaudido y llorado han callado. Han hecho el silencio para escuchar el mensaje de un hombre que en una intervención de 16 minutos ha recordado a muchos cómo y porqué ha logrado su triunfo.

Elogios a McCain

Obama ha hablado una y otra vez de unidad, de "americanos que han enviado un mensaje al mundo" de que el país no es una colección de estados rojos (republicanos) y azules (demócratas). "Somos y siempre seremos –ha dicho—los Estados Unidos de América". Y ha hablado de "cambio", otro de los eslóganes centrales de su larga campaña de dos años.

Para John McCain, su rival republicano, ha tenido palabras decididamente amables y elogiosas, y ha prometido trabajar con él y su número dos, Sarah Palin. Para Joe Biden, que será su vicepresidente, y para sus principales asesores y estrategas, David Plouffe y David Axelrod, agradecimientos sinceros.

La "mejor amiga durante los últimos 16 años"

Pero quizá las más emocionadas palabras han sido para su familia. Las que ha dedicado a su abuela, fallecida el lunes. Las que ha dado a sus hijas –"os quiero más de lo que os podéis imaginar y os habéis ganado el nuevo perrito que vendrá a la Casa Blanca con nosotros"--. Y, ante todo, para Michelle Obama, su esposa. "No estaría aquí ante vosotros sin el apoyo inquebrantable de mi mejor amiga durante los últimos 16 años, la roca de nuestra familia y el amor de mi vida, la próxima primera dama de nuestra nación", ha dicho.

Dejaba para un poco más adelante lo que sabe que ha sido realmente la clave de su triunfo: sus votantes, sus seguidores, los millones de personas que han regalado tiempo y esfuerzo para hacer avanzar una campaña inédita que ahora se enfrenta a un reto aún mayor. "Esta victoria --ha dicho-- es vuestra".

Cuidar no solo de uno mismo sino del otro

Obama aprovechaba su primer discurso como presidente electo para adelantar también los retos: "Dos guerras, un planeta en peligro, la peor crisis financiera en un siglo". Y adelantaba una propuesta, siquiera filosófica. "Convoquemos un nuevo espíritu de patriotismo, de servicio y responsabilidad donde cada uno de nosotros aporta y trabaja más duramente y cuida no solo de uno mismo sino del otro. En este país --ha continuado tras recordar la crisis financiera que comenzó en Wall Street pero que estrangula ya a todo el país-- nos alzamos o caemos como una nación, como un pueblo".

También daba otra vez señales de su propuesta. "Resistamos la tentación de volver a caer en la misma división partidista y en la inmadurez que ha envenenado nuestra política por tanto tiempo", ha dicho poco antes de prometer integrar también a quienes no le han votado. "Puedo no haber ganado vuestro voto, pero os escucharé, necesito vuestra ayuda y seré también vuestro presidente".

"Sí se puede"

En la última parte de su discurso --tras lanzar también un mensaje a la comunidad internacional prometiendo "una nueva era"-- ha recuperado uno de sus más poderosos eslóganes, el que ayer coreaban a pleno pulmón cientos de miles de personas.

A través de Ann Nixon Cooper, una mujer negra de 106 años que ayer votó en Atlanta, ha repasado un siglo de puntos altos y bajos. Y ha recurrido una y otra vez al mensaje que durante 21 meses ha sido el oxígeno para su campaña. "Siendo muchos, somos uno. Mientras respiremos y tengamos esperanza –y cuando nos encontremos con cinismo, dudas y aquellos que nos dicen que no podemos—responderemos con ese credo atemporal que resume el espíritu de la gente: sí se puede".