"Si George Bush y John McCain quieren tener un debate sobre la protección de EEUU, ese es un debate que estaré contento de mantener y que ganaré, ya que George Bush y John McCain tienen mucho de lo que responder". Aparentemente contento de la oportunidad que le han brindado, Barack Obama ha aprovechado las críticas poco veladas del presidente de EEUU a sus planes en política exterior para convertir la guerra contra el terror y las relaciones exteriores en el eje de la campaña y para destacar que McCain es una continuación de Bush.

La oportunidad se la brindó en bandeja Bush el jueves, cuando en un discurso ante el Parlamento israelí en Jerusalén insinuó una semejanza entre los que proponen dialogar con los enemigos (Obama es el único candidato que defiende esta línea de acción) con el apaciguamiento con los nazis previo a la segunda guerra mundial.

Dejando de lado que utilizar la diplomacia en los conflictos no es apaciguamiento, las palabras de Bush supusieron un paso más en la estrategia de presentar a Obama como una paloma naíf y peligrosa en política internacional. McCain insistió en ello al calificar a Obama como alguien que no puede ser comandante en jefe por su "voluntad" de negociar con terroristas. En realidad, lo que ha dicho Obama es que está dispuesto a hablar sin condiciones con el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad. "Están intentando engañaros y asustaros, y no están diciendo la verdad", dijo Obama, quien acusó a Bush y McCain de "representar la fallida política exterior del pasado" y de usar la política del miedo.

Las palabras de Bush han servido para poner en primer plano de la campaña la política exterior.