"La insurgencia en Afganistán no ocurrió de la noche a la mañana y no la derrotaremos de un día para otro", afirmó el inquilino de la Casa Blanca durante un discurso ante la Convención de Veteranos de Guerras Extranjeras en Fenix, Arizona, al suroeste del país. "No será rápida, no será fácil", destacó Obama en referencia a la contienda en Afganistán. Insistió en que no es una guerra elegida sino necesaria, que se enmarca en una nueva y amplia estrategia aprobada en marzo que tiene como objetivo al grupo terrorista Al Qaeda y sus aliados extremistas en Afganistán y el vecino Pakistán.

"Los que atacaron a EEUU el 11 de septiembre (de 2001) están conspirando para volver a hacerlo", afirmó Obama. Explicó que, de no hacer nada, los talibanes crearán un refugio seguro todavía mayor que el actual desde el que Al Qaeda "conspiraría para matar a más estadounidenses". "O sea, que esta no solo es una guerra que merece la pena librar. Esto es fundamental para la defensa de nuestro pueblo", aseguró el presidente estadounidense. Recordó, además, que EEUU ha sido capaz de convertir la lucha contra Al Qaeda en su prioridad gracias a la estrategia de salida diseñada para Irak.

Se comprometió, en ese sentido, a mantener los objetivos de retirada establecidos y que prevén la salida de todas las unidades de combate de Irak para finales de agosto y la de todas las tropas estadounidenses a finales del 2011. "Y para Estados Unidos la guerra en Irak acabará", subrayó. Hizo hincapié, por otro lado, en que la lucha contra Al Qaeda y sus aliados en Afganistán y Pakistán no podrá ganarse utilizando sólo estrategias militares y será necesario, dijo, recurrir a la diplomacia e impulsar el buen gobierno.

"No es suficiente matar a extremistas y terroristas, también necesitamos proteger al pueblo afgano y mejorar sus vidas", indicó Obama, quien afirmó que las tropas de EEUU contribuirán a garantizar la seguridad en las urnas durante las elecciones presidenciales que se celebrarán el jueves en Afganistán. El presidente reiteró la necesidad de preparar al Ejército estadounidense "para las misiones del futuro. No importa la misión, debemos de mantener el dominio militar estadounidense". Explicó que la superioridad militar del siglo XXI dependerá no sólo de las armas con las que estén equipadas las tropas, sino también "de las lenguas que hablen y las culturas que entiendan".

Apuntó que para mantener la actual superioridad será necesario acabar con el despilfarro en los proyectos de defensa y controlar los intereses especiales que impulsan el desarrollo de armas que incluso el ejército dice no querer. "Ese despilfarro sería inaceptable en cualquier momento, pero en momentos en los que estamos librando dos guerras y afrontamos un serio déficit es inexcusable. Es una afrenta al pueblo estadounidense y nuestras tropas y es momento de ponerle fin", concluyó.