Puede que no sea el "terremoto" del que algunos comentaristas, en plena conmoción por los resultados, hablaban ayer, pero sí puede calificarse, al menos, de sacudida. La incontestable victoria en los caucus de Iowa de dos candidatos crecidos fuera del establishment (el demócrata Barack Obama y el republicano Mike Huckabee) ha elevado la temperatura de un proceso electoral que ya estaba caliente de por sí. La cita en Nuevo Hampshire del próximo martes es ahora mucho más crucial no solo para los ganadores, sino para perdedores como la hasta ahora gran favorita, la senadora demócrata Hillary Clinton.

La historia y el sentido común político dicen que imponerse en Iowa garantiza un momento de gloria. Pero no implica ni mucho menos que el trabajo esté hecho. Las encuestas en Nuevo Hampshire dan una amplia ventaja entre los demócratas a Clinton (32% sobre el 26% de Obama), y entre los republicanos, a John McCain (34% frente al 10% de Huckabee). Candidatos más tradicionales con agendas más clásicas, en un sondeo, eso sí, anterior a los resultados de Iowa.

RUNRUN MEDIATICO Y sin embargo, el runrún político y mediático que han generado los caucus indica que hay muchos que tienen el pálpito de que Iowa, un estado al que se acusa de no ser representativo del resto del país, ha sido esta vez solo el primero en expresar una tendencia. Sobre todo, en el caso de los demócratas. "Creo que es un precedente de lo que va a suceder en todo el país", dijo Obama camino de Nuevo Hampshire.

"Estamos eligiendo la esperanza sobre el temor, la unidad sobre la división, y enviando un poderoso mensaje de que el cambio está llegando en América", dijo el senador, quien añadió: "Somos un único pueblo y nuestro momento para el cambio ha llegado". Obama, que aspira a ser el primer presidente negro de EEUU, es un ejemplo de cambio al ganar en un estado con un 98% de población blanca. Pero es que además le votaron un tercio de las mujeres registradas, muchos independientes y, sobre todo, menores de 30 años.

A un electorado ansioso de cambio, Edwards ofrece su veteranía en este discurso y Clinton, su experiencia para enfrentarse a los vericuetos políticos de Washington. Obama habla en su discurso de "esperanza".

EVANGELISTAS En algunos sentidos, el mensaje de Huckabee --un exministro baptista-- es similar. "Lo que hemos visto hoy es un nuevo día en la política americana. Esta noche hemos demostrado que la política aún está en manos de la gente", dijo Huckabee, que se impuso al multimillonario Mitt Romney con una campaña sin casi dinero.

A Huckabee le dieron la victoria los cristianos evangelistas y un estilo muy peculiar, afable, que se centra en temas de valores y los problemas económicos de la clase media. En Nuevo Hampshire, Huckabee tiene el problema de que la base evangelista es menos importante que en Iowa. Pero su victoria es un ejemplo más de que los republicanos no acaban de encontrar el candidato que satisfaga a todas las corrientes del movimiento conservador. Su carrera es más incierta tras estos caucus.

Para los demócratas, el mensaje de Iowa es que Obama puede ganar y que, por tanto, Clinton no tiene por qué ser la vencedora inevitable que parecía. No hay nada perdido todavía para la senadora, pero más que nunca precisa de un buen resultado en Nuevo Hampshire. Sobre todo para evitar que el momento Obama siga creciendo, ya que la fuerza de su contrincante aumentará a medida que parezca más plausible que se trata de un candidato ganador.