Cuba está plenamente visible en el radar de Barack Obama y el presidente estadounidense, que ha encargado una revisión de su estrategia para la isla, está listo para dar los primeros pasos que marquen la dirección de ese plan. Según desveló el viernes The Wall Street Journal y confirmaron ayer fuentes de la Administración, Obama planea recurrir a una orden ejecutiva, sin necesidad de aprobación del Congreso, para levantar las restricciones que hasta ahora limitaban los viajes que los cubanoamericanos pueden realizar para visitar a familiares en la isla y las cantidades de dinero que pueden enviar desde EEUU.

El embargo, establecido en 1962 --cuya modificación debería lograr la luz verde del Congreso--, seguirá en vigor y no está previsto de momento establecer un nuevo escenario de contactos diplomáticos, pero el tono de Washington es ya radicalmente diferente al de los últimos años.

"La intención es tantear y ver si se puede hacer que Cuba se mueva en otra dirección, y una forma de hacer que el régimen se abra puede ser dejando a la gente viajar, aumentando los intercambios y haciendo que el dinero fluya en la isla", declaraba ayer desde el anonimato un miembro de la Administración.

El presidente se había comprometido en campaña a eliminar las restricciones y habló de ese paso como uno con "sentido moral y estratégico". Y ahora permitirá a los 1,5 millones de cubanoamericanos con familiares en la isla viajar a visitarles tan a menudo como quieran y enviarles remesas de dinero sin límites predeterminados. Obama podría hacer pública y oficial su decisión antes de que se celebre la Cumbre de las Américas, entre el 15 y el 17 de abril.

Este primer paso de Obama refleja, no solo su propia visión, sino el nuevo impulso que ha tomado en Washington la apuesta por cierta normalización de las relaciones bilaterales con Cuba, especialmente en lo relativo a comercio y turismo, pese a la todavía firme resistencia de los representantes políticos, que tienen el apoyo de electores cubanoamericanos.

INTERCAMBIOS El cambio se augura inevitable: en ambas cámaras hay presentadas iniciativas que buscan abrir los intercambios entre ambos países. Richard Lugar, máximo representante de los republicanos en el comité de Relaciones Internacionales en el Senado, ha propuesto, por ejemplo, nombrar a un enviado especial para estudiar cómo dar la vuelta a la relación bilateral, una idea que tomarán en consideración los encargados de la revisión de la estrategia de Obama. Y en las cámaras hay también una iniciativa que limitaría el veto a los viajes de estadounidenses, salvo en casos extremos.

Medio siglo de tensión no terminará inmediatamente, pero hay esperanzas de una mejora. Y esa es la idea que transmitía el sábado Barbara Lee, que encabeza el viaje de cinco días de una delegación de ocho congresistas a Cuba. El viernes mantuvieron una reunión con Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento cubano; ayer tenían organizado un encuentro con el ministro de Exteriores, Bruno Rodríguez, y aspiraban a reunirse con el presidente Raúl Castro.