De un plumazo, mediante la firma de tres órdenes ejecutivas, el presidente de EEUU, Barack Obama, borró ayer el legado más vergonzoso que ha heredado de George Bush: el uso de Guantánamo, las prisiones secretas y la tortura en la guerra contra el terrorismo en la que EEUU se embarcó tras los atentados del 11-S. "El mensaje que estamos enviando es que EEUU pretende continuar la lucha contra la violencia y el terrorismo, pero lo haremos de una forma acorde con nuestros valores", dijo el presidente en el acto formal de firma de las órdenes ejecutivas.

Según lo ordenado por Obama, a la prisión de Guantánamo le queda un año de vida. Este es el plazo que ha decretado el presidente para revisar uno a uno los casos de sus 250 presos y decidir qué hacer con ellos.

UN TERCER PAIS Según coinciden los medios estadounidenses, la excarcelación será el destino de un nutrido grupo de los presos. De hecho ya hay 50 cuya liberación fue aprobada por la Administración de Bush, pero que no han sido enviados a sus países de origen ante el temor de que sean torturados. Las opciones para ellos es que sean recibidos por un tercer país, una de las primeras tareas que afrontará la nueva secretaria de Estado, Hillary Clinton.

Para los que no sean liberados, las opciones son más confusas. Lo ideal para la Administración de Obama es que sean juzgados en el sistema penal o de justicia militar de EEUU, pero la forma con la que han sido tratados desde un punto de vista legal puede dificultar este proceso. La otra opción es crear unos tribunales especiales, civiles o militares.

En el proceso de cerrar la cárcel, la Administración de Obama se encuentra con el problema logístico de dónde enviar a los presos que no sean liberados o transferidos a un tercer país. Es más que previsible que no haya muchas ciudades de EEUU dispuestas a tener en una instalación propia a estos presos.

Lo que está claro es que Guantánamo, como instalación, tiene los días contados. Lo mismo ocurre con otra mancha en la reputación de EEUU heredada de los ocho años de Bush: las cárceles secretas de la CIA, prohibidas desde ayer. Y también el eufemismo "técnicas de interrogatorio extendidas", tras las que se ocultaban métodos considerados como tortura. En una clara rectificación de los tiempos de Bush, los presos de la guerra contra el terror están desde ahora amparados por la Convención de Ginebra. No exageraba, pues, Clinton cuando en un discurso a los empleados del Departamento de Estado que ahora dirige hablaba de "una nueva era" en la diplomacia de EEUU. La secretaria de Estado fue recibida entre aplausos por sus nuevos empleados, a quienes dijo que tienen por delante un trabajo "duro, con mucho potencial y posibilidades, pero también con altibajos y algunos obstáculos".

La misma idea expresó Obama cuando acudió al Departamento de Estado a arropar a Clinton y confirmar el nombramiento de George Mitchell como enviado especial a Oriente Próximo y de Richard Holbrooke como enviado especial a Afganistán y Pakistán. En su discurso, Obama expresó su apoyo al derecho a la autodefensa de Israel y cargó contra Hamás por disparar cohetes contra territorio israelí.

IMPLICACION No hay diferencia con Bush en su postura sobre ese conflicto a pesar de la destrucción de Gaza, excepto por el hecho de que Obama ha decidido implicarse desde el principio. Pero dejó claro que la alianza entre EEUU e Israel es firme. Obama también expresó su apoyo a una conferencia de donantes para los territorios palestinos y reiteró que Afganistán es otra de sus prioridades.