Berlín se rindió ayer a los pies de Barack Obama y lo hizo en nombre de una gran parte de Europa. El único acto público en la gira europea del aspirante demócrata a la Casa Blanca convocó ayer a 200.000 personas frente a la Columna de la Victoria, en el centro de la capital alemana. Después de todas las polémicas, lo cierto es que Obama no fue recibido como un simple candidato, e incluso tampoco como un presidente. Hubo momentos en que más bien parecía una estrella del rock.

Ni el calor ni las largas colas para atravesar los arcos de seguridad lograron desmoralizar a la masa, que no se cansó de corear el nombre del candidato y su famoso "yes, we can". Obama apareció con 20 minutos de retraso y una amplia sonrisa en los labios. Lo primero era deshacer los recelos de quienes le acusaban de utilizar Berlín como escenario para su campaña electoral: "No vengo como candidato a la presidencia de EEUU, vengo como un humilde ciudadano americano". Así comenzó un emotivo discurso de 20 minutos en el que recordó los episodios más señalados de la historia reciente de EEUU y Alemania.

"¡ESTA ES NUESTRA HORA!" Pero el senador no solo se dirigía al país anfitrión. Traía un mensaje claro para Europa: hay que propiciar un nuevo comienzo en las relaciones entre EEUU y el continente europeo, y la unión hace la fuerza: "América no tiene un socio mejor que Europa". También hubo referencias al muro de Berlín y a la guerra fría: "La historia nos ha demostrado que los muros se pueden derribar, pero nunca es tarea fácil. Debemos compartir responsabilidades". "Habitantes de Berlín, habitantes del mundo: ¡Este es nuestro momento! ¡Esta es nuestra hora!", gritó Obama en una frase digna de entrar en la historia.

Eso es precisamente lo que quería escuchar la mayoría. "En Europa necesitamos a alguien que suponga un cambio, pero de verdad. Un cambio en las relaciones transatlánticas y en los equilibrios de poderes, y Obama puede ser ese hombre", decía Karen, una alemana de 44 años. Los berlineses se habían entregado al candidato y él les recompensó poniendo su ciudad como ejemplo de la esperanza de la paz y la libertad: "Habitantes del mundo, mirad a Berlín, donde cayó el muro y el pueblo se unió, y la historia demostró que no hay desafío demasiado grande para un mundo que actúa unido".

La emotividad dejó paso a las palabras claras. Obama se refirió a los desafíos del siglo XXI, para los que "la unión entre Europa y EEUU será más necesaria que nunca". La guerra en Afganistán --"en la que necesitaremos nuestras tropas y las vuestras"--, la presión sobre Irán --"al que necesitamos que Europa mande un mensaje firme"--, Irak, la lucha contra el terrorismo internacional, las injusticias de la globalización, el genocidio de Darfur... Obama se atrevió con todos los temas, incluso con la lucha contra el cambio climático --"debemos salvar juntos el planeta"-- y el desarme nuclear global. También hubo autocrítica. "Mi país ha cometido muchos errores", dijo Obama, y se ofreció a predicar con el ejemplo si llega a la presidencia: "Aplicando la ley en lugar de torturar, dando la bienvenida a los inmigrantes en lugar de discriminar a los que no son como nosotros y manteniendo la promesa de igualdad y oportunidades para todos".

EMOCION Frases que calaban especialmente en el público estadounidense reunido en Berlín. "Obama es lo que hemos esperado durante años --decía emocionada Carolyn, de 68 años--. He visto a Kennedy y a Martin Luther King. Vine a Alemania después de la guerra de Vietnam porque pensaba que no había nada más por hacer, y ahora vuelvo a tener esperanza".

El candidato republicano, John McCain, no pareció digerir bien el baño de masas de su rival. "Me encantaría dar un un discurso en Alemania, pero preferiría hacerlo como presidente de EEUU", dijo.