Barack Obama lo ha conseguido. El nombre del 44° presidente de Estados Unidos entra en la exclusiva lista de mandatarios que han logrado que la cobertura médica de sus ciudadanos sea más que una utopía. Si Franklin Delano Roosevelt puso en marcha el sistema estadounidense de pensiones y Lyndon B. Johnson creó el programa de asistencia pública para los mayores, Obama ha acercado a Estados Unidos a la cobertura universal.

Ha logrado algo más que una reforma del sistema de seguros. Ha llevado, al país y a su propia presidencia, hasta un punto de inflexión. Y cuando los libros de historia recojan este capítulo, solo los más detallistas entrarán en lo complicado del proceso. El resto, la mayoría, identificarán a Obama como el presidente que hizo los seguros obligatorios.

La tensión que ha dominado más de un año de debate en el Congreso, la Administración y las calles y hogares estadounidenses culminó ayer en la Cámara baja. Cuando entraron en sesión, con miles de manifestantes en su contra a las puertas del Capitolio, los demócratas no tenían garantizados los 216 votos que les permitirían dar la luz verde a la propuesta de ley que aprobó en diciembre el Senado.

COMUNICADO DE LA CASA BLANCA / Un minuto después de las cuatro de la tarde (las 21.01 horas en España) la Casa Blanca emitió un comunicado anunciando que Obama firmará una orden ejecutiva, tras poner su rúbrica en la ley, ratificando que los fondos federales no financiarán el aborto. Entonces se supo que un grupo de demócratas moderados se sumarían al sí. Grupos como la Organización Nacional de Mujeres reaccionaron indignados con lo que ven como una capitulación de Obama. Pero los números al fin cuadraban.

Más de seis horas después de ese comunicado de la Casa Blanca, se emitieron los votos y la historia se escribió con 219 votos a favor y 212 en contra. Aún quedaba otro voto (a las enmiendas de la ley, que en los próximos días votará el Senado) y se esperaba para el final de la noche la primera declaración de Obama tras su primera gran victoria. Arrancaba ya la siguiente fase: convencer a los estadounidenses de la bondad de los cambios, de una reforma que los republicanos insisten en calificar de paso hacia el socialismo y el totalitarismo o una demonizada «europeización de EEUU».

Ha sido algo más que la oposición monolítica republicana a los cambios, y su rechazo a la llamada de cooperación de Obama, lo que ha hecho durante meses que se dudase de que la reforma fuera posible. Dentro del propio Partido Demócrata, para los más progresistas la propuesta legislativa -en la que pronto se abandonó la idea de un sistema público- ha sido insuficiente. Para los moderados el veto a fondos públicos para el aborto era obligatorio. Y para otros muchos entraron en juego consideraciones políticas como la cita con las urnas en noviembre y el miedo a que se conviertan en derrotas las encuestas que muestran un país dividido respecto a la reforma (influido en parte por una brutal campaña del lobi industrial que ha inyectado millones de dólares contra la reforma).

TRIUNFO DEL CAMBIO / Al final, el cambio ha triunfado, y en esa victoria ha jugado un papel trascendental la cesión de Obama a los antiabortistas de su partido, pero también su perseverancia (ha dedicado 54 discursos a la reforma y ayer mismo siguió telefoneando a congresistas) y la de la líder de su partido en la Cámara baja, Nancy Pelosi. Incluso cuando se perdió la supermayoría en el Senado y la moral en el Congreso cuando el escaño del fallecido Ted Kennedy pasó al republicano Scott Brown, Pelosi se negó a retroceder o a descafeinar más la reforma. Ella ha ganado también, aunque su victoria pueda pasarle factura en noviembre.

El proceso legislativo puede complicarse aún con las enmiendas en el Senado, pero Obama tiene sobre la mesa una reforma que puede convertir en ley del país en cualquier momento. Será una ley demócrata. Y él explicaba el sábado, en su última intervención pública, qué significa eso: «Estamos orgullosos de nuestro individualismo, de nuestra libertad, pero también tenemos un sentimiento de vecindad y de comunidad y estamos dispuestos a cuidarnos los unos a los otros y ayudar a la gente que es vulnerable y asistir a los que no tienen suerte y darles un camino al éxito, una escalera hacia la clase media». Un seguro médico es un primer gran escalón. Y no ha sido nada fácil colocarlo.