El pasado y el futuro, George Bush y Barack Obama, que solo coinciden en que su reloj político corre al mismo ritmo hacia el 20 de enero, se dieron ayer cita en la Casa Blanca en una visita de valor más simbólico que real pero que dio la esperada imagen de ver a Obama pisar por primera vez el Despacho Oval. Bush --a quien casi todos los dedos señalan como el responsable de la grave situación interna y externa de EEUU-- y Obama --a quien todos apuntan como el que arreglará tantos problemas-- escenificaron la tradición democrática de la transición entre presidentes y mantuvieron una reunión centrada sobre todo en la economía. Mientras, Michelle Obama recibió de Laura Bush la primera lección práctica --una visita por la Casa Blanca-- de lo que supone ser primera dama. El encuentro tenía morbo político, ya que Bush, sus políticas y el rechazo que estas generan entre la ciudadanía estadounidense, son una de las principales causas de la victoria del demócrata en las elecciones de hace una semana. Estos días, a Bush le está sucediendo algo inusual: se le está elogiando desde casi todas partes por la elegante forma con la que dio la bienvenida al presidente electo y por la firmeza con la que ha anunciado que se va a desarrollar un delicado proceso de transición en pleno marasmo económico y con dos guerras.

MOMENTO INTIMO. En una semana, Obama ya se ha visto obligado a aclarar que EEUU solo tiene un presidente al mismo tiempo, como respuesta a la expectación que genera. La reunión de ayer era concebida como "un momento íntimo" de los dos políticos, según explicó la Casa Blanca. Por eso casi no hubo más material para la prensa que las fotos de rigor y buenas y breves palabras de una reunión en la que ambos hablaron a solas, sin ayudantes ni asesores. Pero es evidente que ambos políticos se refirieron a los temas más candentes, sobre todo a la economía. El Departamento del Tesoro informó ayer de que esta semana el equipo de Obama se instalará junto al equipo de la actual Administración. Obama ya recibe informes del espionaje y él y su esposa ya tienen los nombres en clave que asigna el servicio secreto: Renegado , él; Renacimiento , ella.

Pero la cordialidad de los gestos --golpecitos en la espalda, sonrisas-- de la reunión no oculta que el nuevo presidente planea rehacer muchas de las políticas que puso en marcha el que ayer fue su anfitrión. John Podesta, el jefe del equipo de transición de Obama, ha explicado este fin de semana que la intención del presidente electo es una rápida revisión de muchas de las decisiones que Bush tomó a través de las denominadas órdenes ejecutivas, que no necesitan de aprobación legislativa.

TRANQUILIDAD. "Hay mucho que el presidente puede hacer usando su autoridad ejecutiva", dijo Podesta, que explicó que el equipo de Obama está estudiando exhaustivamente qué decisiones de la Administración de Bush pueden revocarse de esta forma. Los ejemplos citados fueron la prohibición a la financiación federal de la investigación con células madre y las rebajas de las normas medioambientales para perforar en busca de petróleo y gas en el país.

La reunión de ayer --que se celebró mucho antes de lo que es habitual-- tenía como misión enviar un mensaje de tranquilidad a mercados y ciudadanos. Cuando acabó, Obama volvió a Chicago, donde trabaja en su equipo. Una portavoz dijo que esta semana no habrá nombramientos.