El curso político, como el escolar, se reinicia en EEUU y el presidente, Barack Obama, se enfrenta a un examen trascendental. Ayer se dirigía a los estudiantes en un discurso apolítico, un hecho que no consiguió anular las protestas y la oposición de algunos republicanos y grupos conservadores. Pero la verdadera prueba para Obama sigue siendo su capacidad para sacar adelante la complicada reforma sanitaria.

Con un discurso ante la sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso que será retransmitido a todo el país, tratará hoy de redirigir el debate sobre esa reforma. Y sus palabras deberán ser un ejercicio con el que cubrir varias áreas: reposicionarse como verdadero impulsor de la reforma pero, también, demostrar su liderazgo en su propio partido.

Si éste zozobra --o aparenta hacerlo-- es, sobre todo, por las reticencias a alterar el sistema sanitario que plantean los demó- cratas más moderados, los blue dogs. Y es que estos representan una barrera tan grave o más que los ataques republicanos.

VOTOS NECESARIOS Ayer mismo, horas antes de la intervención en el Congreso, Obama recibió a los dos líderes de su partido y de la mayoría en las cámaras, Nancy Pelosi y Harry Reid. Pero del Capitolio llegaban también noticias que confirmaban los retos a los que se enfrenta para conseguir los votos necesarios (60 en el Senado y 218 en la Casa de Representantes).

Max Baucus, el demócrata que preside en el Senado el único de los cincos comités implicados en la reforma, intentaba ayer impulsar un texto de consenso entre un equipo negociador compuesto por tres demócratas y tres republicanos. Pero no había garantías de que el resto del comité vaya a apoyar una propuesta que, por ejemplo, incluye eximir a los individuos de nuevas tasas para cubrir los costes y aumentar el número de ciudadanos de ingresos bajos cubiertos.

Desde la Cámara baja llegaban peores noticias: el congresista Mike Ross, demócrata de Arkansas y uno de los blue dogs, anunciaba que no dará su voto a ninguna propuesta que incluya un programa de seguros públicos.

BARRERA Es esa opción pública la que se ha alzado como principal barrera. No se sabe qué hará Obama si la resistencia se hace insuperable. El lunes, en un picnic con sindicalistas, insistió en que sigue creyendo que "la opción pública dentro de todo un paquete entre el que elegir ayudaría a mejorar la calidad de la cobertura y reduciría costes".

Se anticipa que en su discurso seguirá defendiéndola como su fórmula para evitar abusos de las compañías privadas. Pero también se esforzará en dejar claro que toda la reforma no puede depender de este punto, innegociable para el ala más progresista de su partido, cuyo apoyo también se juega Obama.