No era una visita fácil la de ayer de Barack Obama a la sede de la CIA en Langley (Virginia). Comparecía ante la dirección y los empleados de la agencia de espionaje el presidente que considera que los métodos de interrogatorio que autorizó su antecesor y que llevaron a cabo agentes de la CIA son tortura; el presidente que decidió cerrar las cárceles secretas y que ha calificado estos hechos como un "un capítulo oscuro y doloroso" de la historia de EEUU. Consciente de ello, Obama efectuó un encendido elogio de la agencia --"La CIA es una herramienta indispensable en la seguridad nacional"-- y defendió su trabajo, bajo unas nuevas reglas, para "proteger a EEUU y sus valores". "Vivimos tiempos difíciles, os voy a necesitar más que nunca", afirmó.

El director de la CIA nombrado por Obama, Leon Panetta, preparó la intervención del presidente recordando que la CIA se creó para trabajar "en las sombras", y repitió que es momento de mirar hacia adelante, y no hacia el pasado. Se refería Panetta a que los agentes de la CIA no serán procesados por tortura y a la polvareda que ha levantado la publicación por parte de la Casa Blanca de los informes legales de la Administración Bush en los que se daba cobertura a lo que eufemísticamente se calificó de "técnicas de interrogatorio ampliadas" y que, en realidad, se trataba de prácticas que la propia Administración Obama considera tortura.

NO HABLO DE TORTURA No pronunció la palabra tortura Obama en su discurso, pero sí habló en varias ocasiones de "valores". "Nuestro país es más fuerte y seguro cuando desplegamos nuestro poder y el poder de nuestros valores", dijo Obama. El presidente dijo entender lo difícil que es trabajar con unas normas éticas cuando el enemigo es "gente sin escrúpulos que mata a inocentes". Pero aun así, instó a la agencia a respetar las reglas. "Lo que hace especial a EEUU es que vivimos por nuestros valores e ideales cuando es duro, no solo cuando es fácil", añadió.

El mensaje de Obama no iba tan solo dirigido a la CIA. En parte sus receptores eran sus críticos desde la derecha, que lo han acusado de poner en riesgo la seguridad nacional. "Estamos anunciando qué frontera EEUU no traspasará. Creo que eso es muy útil para nuestros enemigos", declaró el domingo Michael Hayden, director de la CIA en los últimos años de Bush, pero no en el periodo de tiempo (entre el 2002 y el 2005) en el que oficialmente se llevaron a cabo los abusos.

Las críticas arrecian a medida que surgen más detalles de esos informes. Lo último es que los interrogadores de la CIA usaron la técnica de la simulación del ahogo al menos 266 veces en dos detenidos considerados altos dirigentes de Al Qaeda.

Hasta el momento, diferentes fuentes y exagentes de la CIA habían afirmado que la simulación del ahogo se había llevado a cabo de forma puntual y en escasas ocasiones.