Barack Obama, afectado en las últimas semanas por la polémica racial del reverendo Jeremiah Wright, logró una convincente victoria en Carolina del Norte y se lo puso difícil a Hillary Clinton en Indiana, donde perdió por un mínimo margen. Las encuestas habían pronostico una amplia victoria de Clinton en Indiana, pero finalmente ganó por el 51 por ciento de los votos, solo dos de diferencia sobre el senador de Illinois. Por contra, Obama batió con 14 puntos de diferencia a su oponente en Carolina del Norte, un estado con una gran presencia de población afroamericana y donde se llevó una buena fracción de los 115 delegados que había en juego.

Consciente de la importancia de obtener un triunfo en un gran estado -algo reservado hasta ahora a la ex primera dama- Obama proclamó esta noche a sus partidarios en Carolina del Norte que sólo le quedan 200 delegados para asegurarse la candidatura demócrata. En su intervención, el senador negó, además, que la dura competición que está protagonizando con Hillary Clinton vaya a ocasionar una división del partido. "No creo que estemos divididos. Es cierto que ha habido actitudes negativas en los dos lados, porque los dos peleamos intensamente por ser los candidatos. Pero estas elecciones no son por Hillary, por Obama o por McCain, son por vosotros", afirmó.

Esta victoria aporta aire fresco a Obama, que en las últimas semanas ha sufrido derrotas en varios estados, así como un retroceso en intención de voto a nivel nacional, del 51 al 44 por ciento. Detrás de esta caída se encuentra la polémica reaparición pública de su ex pastor, Jeremiah Wright, recogida de manera negativa por los medios de todo el país. Hillary Clinton confiaba en vencer con amplitud en Indiana, con objeto de revitalizar su campaña y convencer a los "superdelegados" que todavía están indecisos que es ella, y no Obama, la más preparada para vencer al candidato republicano, John McCain, en las elecciones presidenciales del 4 de noviembre.

En la actualidad, Obama cuenta con el apoyo de 1.823 delegados, frente a los 1.676 de Clinton. Para obtener la candidatura del partido, uno de los dos debe lograr el apoyo de, al menos, 2.025, para lo que deben contar con los "superdelegados", que son elegidos en función de su cargo o puesto en el partido. En Indiana, un estado más deprimido que el resto de la nación, Hillary Clinton ha centrado su campaña en la clase trabajadora blanca, que tan buenos resultados le ha dado en otros estados, el más reciente en Pensilvania.

No obstante, el senador Obama -que hasta ahora ha vencido en estados pequeños y del sur, de población mayoritariamente de color-, ha defendido en los últimos días su capacidad de atraer el voto de la clase trabajadora blanca, como ocurrió en Wisconsin, Iowa y Minesota. Los sondeos revelan que en Carolina del Norte el 91 por ciento de los afroamericanos votó por el senador de color, frente al seis por ciento de Clinton. Entre los blancos, la ex primera dama obtuvo el 60 por ciento, frente al 38 por ciento de Obama.

Tanto en Carolina del Norte como en Indiana, la economía se ha convertido en el eje fundamental de la campaña, en un momento en que los altos precios de los alimentos y los combustibles, junto a la crisis inmobiliaria, han atacado el bolsillo de las familias. No obstante, entre los votantes preocupados por la economía -que en las últimas primarias de Ohio y Pensilvania dieron la victoria a Clinton- el 51 por ciento votó a Obama en Carolina del Norte, y sólo el 45 por ciento lo hizo por Hillary.

En una intervención ante sus simpatizantes en Indiana, la ex primera dama mostró su solidaridad con las dificultades que afronta la clase media en momentos de ralentización económica. Mencionó, en ese sentido, los altos precios de los combustibles y la importancia y esfuerzos de todos aquellos que no aparecen en los titulares pero que "han escrito siempre la historia estadounidense". "Necesito vuestra ayuda para continuar este viaje", insistió la senadora, quien dijo que seguirá peleando para ganar en las seis primarias pendientes hasta el próximo 3 de junio.

Las elecciones de hoy eran las más importantes que quedaban por celebrarse, debido al número de delegados que había en juego. Desde hoy hasta el 3 de junio quedan pendientes votaciones menores en Oregón, Virginia Occidental, Dakota del Sur, Kentucky, Puerto Rico y Montana.