Le guste o no, la crisis desatada con la ofensiva israelí en la franja de Gaza ha obligado al nuevo presidente estadounidense, Barack Obama, a colocar el conflicto de Oriente Próximo en su agenda prioritaria. Y ayer se puso manos a la obra.

En su primer día en el cargo, el nuevo jefe de la Casa Blanca llamó por teléfono al primer ministro israelí, Ehud Olmert; al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás; al presidente egipcio, Hosni Mubarak; y al rey Abdulá de Jordania. A todos ellos les expresó su intención de "involucrarse activamente" en la búsqueda de la paz entre árabes e israelís "desde el inicio de su mandato", según se encargó de señalar el nuevo portavoz presidencial, Robert Gibbs.

ARTIFICE DE LA PAZ Paralelamente, Obama propuso al senador retirado George Mitchell, uno de los artífices de la paz en Irlanda del Norte, como enviado especial en Oriente Próximo. El nombramiento se producirá en breve, ya que está solo pendiente de la ratificación, por parte del Senado, de Hillary Clinton como secretaria de Estado.

La llamada a Abbás denota un gesto de apoyo al presidente palestino, que ha resultado muy debilitado frente a los islamistas de Hamás a raíz de la guerra de Gaza, y cuya legitimidad está cada vez más cuestionada. Yaser Abed Rabo, un estrecho colaborador de Abbás, reconoció que a la ANP dicho gesto les pilló por sorpresa. "No nos esperábamos una llamada tan rápida del presidente Obama", afirmó. Para Abed Rabo, "la prontitud de la llamada es un mensaje que indica a todas las partes concernidas que el pueblo palestino tiene una sola dirección, y es la del presidente Abbás".

Según Gibbs, Obama "enfatizó" a sus interlocutores "su determinación a trabajar para ayudar a consolidar el alto el fuego estableciendo un sistema anticontrabando efectivo, para evitar el rearme de Hamás, y facilitar, junto a la ANP, un gran esfuerzo de reconstrucción en Gaza". Uno de los últimos actos de Bush fue la firma de un acuerdo con Israel para atajar el flujo de armas a beneficio de Hamás. Obama recogió ayer así el manto de su antecesor. Fuentes diplomáticas occidentales señalaron que EEUU espera utilizar la reconstrucción de Gaza para fortalecer a la ANP de Abbás. La referencia de Gibbs al "gran esfuerzo de reconstrucción" parece avalar esta estrategia.

EVITAR EL CONTRABANDO El primer ministro israelí, Ehud Olmert, indicó, a través de su oficina, que "puso al día a Obama" sobre la situación en Gaza y expresó su confianza en que los esfuerzos para evitar el contrabando de armas serán exitosos. Olmert se comprometió a favorecer que "las necesidades humanitarias de la población palestina" sean atendidas y en "mejorar la situación económica en Cisjordania".

La elección de Mitchell, de 75 años, como enviado de Obama a la región resulta significativa. De padre irlandés y madre de origen libanés, el exsenador adquirió notoriedad por su papel como mediador en Irlanda del Norte, pero tampoco resulta desconocido en Oriente Próximo. Mitchell realizó también algunas gestiones de mediación en la región, tanto con la Administración de Clinton como con la de Bush. En el 2001 elaboró un informe sobre las causas de la segunda intifada en el que abogó por la congelación de los asentamientos judíos en territorio palestino. El documento irritó a la derecha israelí que consideró que Mitchell ponía en el mismo plano la colonización judía y el "terrorismo" palestino.