Turquía y Brasil vadearon ayer con éxito el escollo donde hasta ahora habían tropezado las potencias occidentales. Tras cerca de 20 horas de negociación conjunta, Irán se comprometió a enriquecer fuera de sus fronteras parte del uranio pobremente enriquecido con el que cuenta. A falta de algunos detalles, el acuerdo se parece mucho al propuesto en octubre por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) con el respaldo del G-6 (EEUU, Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania). Pero los países implicados en el programa nuclear iraní reaccionaron con una mezcla de escepticismo y cautela.

El acuerdo se firmó en el norte de Teherán con la presencia del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, los líderes de dos países con los que Irán mantiene excelentes relaciones de cooperación. Su intención es dar una nueva oportunidad al diálogo, y disipar así la posibilidad de una cuarta ronda de sanciones, una medida que promueven EEUU y sus aliados europeos en el Consejo de Seguridad de la ONU. "Espero que después de esta declaración no habrá necesidad de nuevas sanciones", dijo Erdogan.

ALGUNAS PREGUNTAS Según el compromiso, Irán debería transferir a Turquía 1.200 kilos de uranio enriquecido al 3,5% en el plazo de un mes. A cambio, la OIEA le proporcionaría un año después 120 kilos de uranio enriquecido al 20% para destinarlo a un reactor nuclear de investigación médica. Pero subyacen algunas preguntas, como qué país proporcionará el combustible a Irán. Según el analista israelí Meir Javendafar, "ni Turquía ni Brasil tienen capacidad para convertir el uranio en combustible nuclear".

De todas formas, el pacto representa un cambio sustancial en la posición iraní. El régimen de los ayatolás había exigido hasta ahora que la transferencia se hiciera de manera simultánea y dentro de su territorio. El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, pidió ayer a las potencias del G-6 que retornen a la senda de la negociación y se distancien "del clima de sanciones".

El acuerdo ha sido recibido con reservas por los países implicados en trabar el programa nuclear iraní. Todavía más después de que el jefe de la Organización de la Energía Atómica de Irán, Ali Akbar Salehi, afirmara que Irán seguirá enriqueciendo uranio dentro de sus fronteras.

La Unión Europea calificó el compromiso como "un paso en la buena dirección, pero insuficiente". "Por lo que tengo entendido, el enriquecimiento de uranio va a continuar", dijo el presidente ruso, Dmitri Medvédev. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, añadió que Was- hington y sus socios "siguen muy preocupados" por el programa nuclear iraní y el acuerdo "no altera las medidas tomadas para que Irán se haga responsable de sus obligaciones, incluyendo las sanciones".