Las oenegés de defensa de los derechos humanos denunciaron ayer que el régimen de Irán está recurriendo a la pena de muerte para intimidar a la oposición política y aplastar movimientos y fuerzas de carácter étnico, según publico ayer The New York Times. "El reciente pico en el número de ejecuciones, particularmente de prisioneros políticos, es un intento de sembrar la inquietud y expandir terror entre la población, para persuadirles de que el poder está dispuesto a emplear todos los medios necesarios para aplastar a la disidencia", declaró Hadi Ghaemi, un exprofesor de física que dirige la Campaña Internacional para los Derechos Humanos en Irán.

En el corto periodo de tiempo transcurrido desde las polémicas elecciones de junio en Irán, al menos han sido ejecutadas 115 personas, según las estadísticas elaboradas por grupos de derechos humanos a partir de despachos de agencias de noticias iranís. Pese a que las ejecuciones en la mayoría de los casos afectaron a criminales convictos y narcotraficantes, el elevado número y el ritmo de las mismas parecen enviar un mensaje a la oposición.

El Gobierno, además, está imponiendo de forma más agresiva la pena capital a reos vinculados con grupos separatistas, incluso cuando no han cometido delitos con violencia. Unos 12 presos kurdos aguardan su ejecución.