La resistencia volvió a teñir de sangre Irak. Al menos 80 personas murieron ayer, la mayoría víctimas de atentados suicidas perpetrados en Tikrit, Hawija y Bagdad. Mientras los rebeldes siembran el territorio de coches bomba, las tropas de EEUU mantienen la ofensiva en el noroeste, donde en los últimos cinco días han librado duros combates con grupos de rebeldes seguidores de Abú Musab al Zarqaui, el líder de Al Qaeda en Irak.

Por la mañana, un kamikaze hizo estallar un vehículo bomba en el centro de Tikrit, ciudad natal de Sadam Husein, a unos 170 kilómetros al norte de Bagdad. El atentado tuvo lugar junto a un pequeño mercado, cerca de una comisaría de policía. La mayoría de muertos --al menos 38-- eran civiles. "Esto no es guerra santa. En el momento de la explosión aquí no había ninguna patrulla de EEUU ni de la policía iraquí, sólo gente que esperaba conseguir un trabajo", dijo el dueño de un comercio destrozado por la explosión.

También al norte, en Hawiya, otro suicida, esta vez con los explosivos atados al cuerpo, se inmoló en la entrada de un centro de reclutamiento del Ejército iraquí, donde unos 150 jóvenes esperaban para enrolarse. El resultado: al menos 35 muertos.

En Bagdad explotaron tres coches bomba que mataron al menos a cinco personas --tres civiles y dos policías--. En otro ataque fallecieron tres soldados iraquís.

OPERACION MATADOR Mientras, más de un millar de soldados de EEUU, apoyados por helicópteros y aviones de combate, participan en la mayor ofensiva militar llevada a cabo contra los insurgentes en los últimos seis meses: la operación Matador.

Según periodistas estadounidenses empotrados en las unidades militares, los combates tienen lugar en varias localidades de la provincia de Al Anbar cerca de la frontera con Siria. Según el mando estadounidense, durante las primeras 48 horas murieron un centenar de rebeldes.