El "lamentable error", en palabras del Gobierno israelí, del trágico bombardeo en Qana no hará que el Estado hebreo detenga su ofensiva contra Hizbulá. En su segunda reunión en dos días con la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, le dijo que su país necesita entre 10 y 14 días más para conseguir sus objetivos bélicos en el Líbano. "Israel continuará actuando sin vacilar contra Hizbulá", afirmó Olmert.

La reacción israelí a la masacre de Qana --"incidente", según los comunicados oficiales-- fue en dos direcciones. En primer lugar, dirigentes y portavoces fueron desgranando su "profundo pesar" por la muerte de civiles y anunciaron una investigación. Tel-Aviv afirmó que desde la zona de Qana Hizbulá ha disparado 150 cohetes contra el norte de Israel y acusó a la guerrilla de haber convertido a los civiles libaneses en "escudos humanos".

El Ejército confirmó que las fuerzas aéreas bombardearon al menos 10 objetivos en Qana, la mayoría edificios que, según los militares, estaban habitados por comandos de Hizbulá. .

La segunda reacción fue la de reafirmarse en su campaña bélica en el Líbano. "Israel no va a verse inmiscuida en un alto el fuego antes de que alcancemos un punto en el que podamos decir que hemos conseguido nuestros principales objetivos", dijo Olmert a Rice.

Olmert añadió que para lograr estos objetivos hay que combinar la acción en el campo de batalla y "madurar" el proceso diplomático. Así se lo hizo saber a Rice, que el sábado por la noche informó a Olmert del plan de EEUU para lograr un alto el fuego "duradero". El acuerdo, que hasta ayer Washington quería presentar en el Consejo de Seguridad, consiste en que la fuerza multinacional esté formada por entre 10.000 y 30.000 soldados y que efectúe tareas de apoyo al Ejército libanés para controlar la zona y las fronteras con Siria, con el fin de impedir la llegada de armas para Hizbulá. A cambio, Israel se retiraría de las granjas de Sheba.

AL BORDE DEL FRACASO Estos eran los planes diplomáticos del sábado, pero tras el bombardeo de ayer la misión de Rice está al borde del fracaso y la posición política de Israel es la más delicada desde el inicio de la guerra.

Por su parte, los militares israelís manifestaron anoche sus dudas sobre el origen de la explosión que causó la matanza. Señalaron que entre el bombardeo y la explosión del edificio pasaron siete horas.