Inmigrantes esposados, desnudados, ridiculizados, privados de intérprete y de su derecho a buscar asilo. Esa es la realidad en varios aeropuertos de Estados Unidos que ha denunciado el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados. El retrato de los abusos resulta especialmente preocupante dado que la Administración pone este mes en marcha un programa que permite a sus agentes en las fronteras de México y Canadá deportar a inmigrantes sin permitirles plantear sus casos ante los jueces.

Ha sido esa ampliación de poderes de los agentes de fronteras lo que ha impulsado a una fuente anónima a facilitar al diario estadounidense The New York Times el informe confidencial. Para realizarlo, Naciones Unidas contó con la colaboración del Departamento de Seguridad Interior, que impuso la condición de que no viera la luz hasta octubre.

El texto del informe denuncia que en los aeropuertos de Nueva York, Nueva Jersey, Miami y Los Angeles los agentes, que a menudo no comprenden las leyes de asilo, intimidan y esposan a viajeros y desaniman a algunos que buscan asilo político. Se menciona el caso de un liberiano que fue desnudado en busca de cicatrices que confirmaran torturas y que fue ridiculizado sexual y racialmente. Aunque algunos incidentes se consideran "aislados", la ONU afirma que los abusos en las fronteras son "extremadamente preocupantes".

EXIGENCIA A LAS ONG No es el único revés para la Administración de George Bush. Un grupo de organizaciones ha enviado una queja a la Oficina del Censo por haber facilitado a los agentes de fronteras datos sobre árabes-americanos. Mientras, 16 grupos benéficos, incluyendo Amnistía Internacional, combatirán en los tribunales la exigencia de la Administración de que, para recibir donaciones federales, revisen sus listas de empleados en busca de "supuestos terroristas".