Palos por todos lados. Eso es lo que cosechó ayer el cortometraje crítico con el islam que difundió el jueves en internet el parlamentario holandés Geert Wilders. Empezando por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien calificó el corto de "ofensivo" a través de su portavoz, Michele Montás. En este caso "el asunto en juego no es la libertad de expresión", puesto que "no hay nada que justifique las expresiones de odio o la instigación de la violencia", añadió la portavoz, que pidió calma a los "comprensiblemente ofendidos".

La presidencia eslovena de la Unión Europea (UE) también afirmó que el corto Fitna "solo sirve para inflamar el odio" y expresó su respaldo al Gobierno holandés, que se había disculpado por anticipado ante la comunidad islámica mundial antes de que se conociera su contenido, informa Eliseo Oliveras.

Mientras los musulmanes holandeses llamaban a la calma, países islámicos como Indonesia, Pakistán e Irán pedían al Gobierno holandés la retirada del filme y el procesamiento de Wilders por "difamación y ofensa deliberada". La reacción más tibia llegó de París, donde un portavoz de Exteriores se limitó a declarar que "la libertad de expresión es fundamental y universal" y debe ejercerse "con respeto a la ley".

El autor se felicitó de la falta de incidentes en las horas posteriores a la difusión del corto y afirmó que su intención "no es provocar disturbios, sino debate".