Naciones Unidas anunció ayer la evacuación de cientos de funcionarios de Afganistán durante varias semanas debido al enorme deterioro de la seguridad constatado en el país centroasiático, una decisión que supone un grave revés para los esfuerzos de Occidente de estabilizar el país. El portavoz de la organización internacional detalló que la ONU trasladará a 600 de sus 1.100 trabajadores extranjeros. A la mayoría los sacará de territorio afgano y a una pequeña parte los reinstalará en el país.

"Hacemos lo que podemos para minimizar el desbaratamiento de nuestro trabajo durante este periodo", explicó el enviado especial de la ONU, Karl Eide, en una rueda de prensa en Kabul. "Estamos haciendo simplemente lo que tenemos que hacer después de los trágicos eventos de la pasada semana para cuidar de nuestros trabajadores en un momento difícil, al tiempo que nos aseguramos que nuestras operaciones en Afganistán puedan continuar", subrayó. El pasado 28 de octubre, un grupo de talibanes uniformados asaltaron una casa de huéspedes protegida en donde se alojaban trabajadores de la ONU. En el ataque perdieron la vida al menos 13 personas, entre ellas seis miembros de la misión de la ONU en Kabul.

REGRESO SI HAY CALMA Eide explicó que parte de su personal sería trasladado a Dubái, en los Emiratos Arabes Unidos, ciudad que se halla "dentro de la zona de la misión" y donde la ONU cuenta con instalaciones. Siddique subrayó que el personal de la ONU volvería al país en un periodo de tres o cuatro semanas, en cuanto las medidas de seguridad hubieran mejorado.

La ONU jugó un papel fundamental en la organización de las elecciones este año, mientras que agencias suyas como la UNICEF llevan a cabo programas sobre sanidad y educación. Otras dos organizaciones humanitarias internacionales han evacuado parte de su personal no necesario, aseguró Hashim Mayar, de la asociación de oenegés.

El anuncio de ayer constituye un contratiempo adicional para las intenciones del presidente estadounidense, Barack Obama, de diseñar una nueva estrategia para el país. Junto con la trascendental decisión de enviar o no 40.000 soldados más, tal y como le demanda el comandante de las tropas internacionales, Stanley McChrystal, los planes deben hacer hincapié en que mejore la gestión del Gobierno, para lo cual es necesario personal civil.

La pelota se encuentra en el campo del presidente afgano Hamid Karzai, quien debe iniciar ahora la formación de un Gobierno en el que se sientan representados todos los afganos. Las declaraciones del líder opositor, Abdulá Abdulá, negándole legitimidad, no ayudarán.