Más dinero a cambio de un mayor control del Congreso en la guerra. Esa es la propuesta que la mayoría demócrata en el Congreso busca consensuar para dar el visto bueno a los 100.000 de dólares que la Administración de George Bush pidió para destinar este año a las guerras en Irak y Afganistán. "En la parte militar, habrá 98.000 de dólares", 5.000 más de los previstos, dijo el demócrata John Murtha, presidente del panel de gasto en defensa donde se cuece la ley.

Divididos entre ellos y con la necesidad de evitar que cunda la idea de que la mayoría en el Congreso impedirá el correcto aprovisionamiento de los soldados en el campo de batalla, los demócratas buscan fórmulas para que la factura de la guerra no le salga gratis políticamente a la Casa Blanca. Para ello, Murtha pretende incluir en la ley que las tropas deben cumplir unos requisitos en preparación y equipamiento antes de ser desplegadas.

Es una forma de evitar que solo Bush decida cuándo desplegarlas. Una fórmula que no satisface a los republicanos, ni a los demócratas antiguerra ni a los demócratas conservadores. Por ello, varios demócratas impulsan la idea de añadir a la ley ayudas económicas a comunidades rurales y a los damnificados por el Katrina . Así confían en lograr el apoyo de demócratas conservadores y de algún republicano.