Los empresarios le apoyan, los sondeos pronostican su triunfo, pero Tony Blair se ha topado de bruces, en plena campaña electoral, con la guerra de Irak. Cuando sólo faltan 9 días para que los británicos elijan en las urnas nuevo Gobierno, conservadores y liberales han reabierto la disputa sobre la invasión, después de que The Mail on Sunday publicase extractos del informe secreto del fiscal general, dudando sobre la legalidad de una acción bélica unilateral.

Charles Kennedy, el líder del Partido Liberal Demócrata, que se opuso a la intervención militar, exigió ayer una investigación sobre "cuándo y cómo" se decidió ir a la guerra. Y pidió a los votantes que conviertan la elección general en un "referendo" sobre Irak y castiguen a laboristas y conservadores. "Cada candidato laborista debe responder por la precipitación del Gobierno para ir a la guerra. Cada candidato conservador debe responder por el supino apoyo que su partido le dio", dijo Kennedy.

El líder conservador, Michael Howard, trató de sacar provecho de la situación, recriminando a Blair el haber mentido. "Creo que era posible ir a la guerra, pero con la verdad por delante", señaló Howard, quien, nadando entre dos aguas, añadió que derrocar a Sadam Husein "era lo que había que hacer".

"VOLVER A LO MISMO Acorralado por las preguntas de los periodistas, el primer ministro terció de mala gana en la polémica, asegurando que el dictamen del fiscal general sobre la legalidad de la guerra "fue muy claro" y "no hubo cambio de parecer". Blair también negó que su amigo lord Goldsmith (el fiscal general) hubiera sufrido presiones de Downing Street. "Puede tratar de demostrar eternamente que hubo una conspiración, pero no la hubo", le dijo a un periodista. "Había que tomar una decisión y la tomé; no tiene sentido volver siempre a lo mismo", añadió.

El documento de 14 páginas redactado por el fiscal general lleva fecha del 7 de marzo del 2003 y nunca fue publicado. En los extractos filtrados ahora por la prensa, Goldsmith da seis razones por las que la invasión militar podía considerarse ilegal, según la legislación internacional; entre ellas, la ausencia de una segunda resolución de la ONU. El fiscal habría terminado elaborando un "sumario", más favorable a la guerra, tras un encuentro con dos asesores de Blair en la residencia del primer ministro, y un viaje a EEUU.

ENCUESTA RECIENTE Pero algunos expertos legales sostienen que nunca llegó a redactar un segundo informe, lo que agravaría la situación de Blair. Sólo un 3% de los votantes consultados en una encuesta consideran Irak como un asunto determinante a la hora de decidir su voto. Esa valoración global no impide que, en algunas circunscripciones marginales, donde el voto se presenta muy reñido, la invasión no termine siendo el argumento crucial que decida el escaño.

Todos los partidos están volcados en estos distritos, donde la escasa ventaja en votos obtenida por el candidato ganador en las anteriores elecciones deja a su adversario más directo la posibilidad de arrebatarle la plaza.

No todo fueron sinsabores ayer para Blair. Un sondeo publicado por The Times consolida su ventaja con un 41% de intenciones de voto, un punto más que en el sondeo anterior y que ahora pierden los conservadores con un 32% de respaldo. Los liberal demócratas obtienen un 20%.

APOYO EMPRESARIAL En el Financial Times , 63 empresarios firmaron ayer una carta abierta respaldando la política económica del Partido Laborista que "ha presidido un período sin precedentes de estabilidad y crecimiento económico". Los empresarios, entre los que figuran Charles Allen, director ejecutivo de la televisión independiente ITV o Gerry Robinson, del grupo de bebidas Allied Domecq, advierten de que "no es el momento de arriesgar una estabilidad tan duramente conseguida".