La decisión adoptada por el Consejo Nacional Electoral (CNE) de postergar la recogida de firmas para activar el referendo revocatorio del mandato de Nicolás Maduro augura un endurecimiento de las ya de por sí pésimas relaciones entre el chavismo y la Mesa de Unidad Democrática (MUD).

La oposición se propone ganar otra vez las calles el próximo miércoles para frenar lo que ha calificado de “golpe de Estado”. TantoHenrique Capriles como Henry Ramos Allup, dos de los referentes de la MUD, consideran que la medida socava aún más la legitimidad institucional en Venezuela.

Capriles, sobre quien pesa además una orden que le prohíbe salir del país, cree que a la oposición no le queda otro camino que “la toma” de Venezuela para reactivar la consulta antes que concluya 2016. “Nos movilizaremos a donde haya que movilizarse”, ha dicho.

La noche del pasado jueves, juzgados de seis estados dejaron en el limbo la organización de la consulta “hasta nueva orden judicial” por considerar que existe la sospecha de irregularidades en la recogida de firmas -un 1% del censo electoral- requeridas para avanzar por el camino del revocatorio.

En un artículo publicado en el portal Prodavinci, Nolan Rada Galindo, sostiene que “el Gobierno, arrastrado aparentemente por el ala dura pateó el tablero y ahora el juego es otro”. El chavismo, “liderado por Maduro avanzaba sin pausa hacia una creciente autarquía y militarización, pero la decisión del 20 de octubre del CNE motivada por el dictamen de cinco tribunales regionales en estados controlados por cinco gobernadores duros del chavismo, provocó un cambio cualitativo”. “El madurismo se debate entre suicidarse o asesinar a Venezuela”, señala, por su lado, en el portal de izquierda disidente, Aporrea, Javier Antonio Vivas Santana.

ALARMAS REGIONALES

La suspensión de la recogida de firmas ha encendido a su vez las alarmas regionales. Doce países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) expresaron su “profunda preocupación” por las últimas novedades políticas. Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, México, Perú y Uruguay, consideran que la “paralización” del calendario revocatorio que estaba previsto entre el 26 y 28 de octubre, “afecta la posibilidad de establecer un proceso de diálogo entre el Gobierno y la oposición que permita una salida pacífica a la crítica situación que atraviesa esa hermana nación”.

Los 12 país, entre los que se encuentran exfirmes aliados del chavismo como Brasil y Argentina, han pedido a “todos los actores políticos” que “concreten a la brevedad y en un clima de paz, los esfuerzos de diálogo nacional de manera directa o con apoyo de facilitadores”.

El exjefe del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, por su lado, tiene previsto reunirse en las próximas horas por separado con dirigentes de la MUD y representantes del Gobierno. Zapatero encabeza una misión mediadora que incluye otros presidentes latinoamericanos. Hasta ahora, los resultados han sido magros.