El excomandante guerrillero y exgobernante Daniel Ortega volverá a ser presidente de Nicaragua, tras ganar las elecciones del domingo, según mostraba ayer el escrutinio de casi la mitad de las mesas. Hasta ese momento, Ortega obtenía el 40% de los votos y una ventaja de más de siete puntos sobre el candidato liberal Eduardo Montealegre.

Este aseguró que la diferencia entre ambos fue mucho menor y que, por tanto, deberían enfrentarse en una segunda vuelta. También el Gobierno de EEUU puso en duda los resultados y el ascenso al Gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN. El mal gobierno y la división de los liberales, alentada por Ortega, inclinaron el voto a favor de Daniel y los sandinos . Los primeros resultados oficiales y los sondeos provocaron la ira de la derecha y la celebración callejera. José Rizo, candidato del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) fue el primero que dijo haber ganado. Pero el PLC aparecía como el gran perdedor de la contienda al pasar de primera a tercera fuerza política: un claro castigo electoral a las corruptelas y el pacto del expresidente Arnoldo Alemán con los sandinistas, decisivo para que Ortega regrese al poder.

Pasada la medianoche, el Consejo Supremo Electoral (CSE) facilitó los primeros resultados, que apenas llegaban al 7% de los votos y solo al 2% de Managua y otras ciudades grandes. El FSLN, que se despegaba en casi todas las regiones, filtró entonces los resultados de su recuento paralelo y la noticia de la victoria se extendió. Un sondeo de Etica y Transparencia dio a Ortega un 38,4% y a Montealegre, el 29,5.

Montealegre insinuó lo que el disidente Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) dijo claro: "Una cosa es la voluntad popular y otra cosa son los resultados amañados". En contraste con la UE, la Organización de Estados Americanos y el Centro Carter, EEUU denunció las "anomalías" y dudó de la "imparcialidad" de los comicios.