La ofensiva de la OTAN y el Ejército afgano contra el principal santuario de los talibanes en la provincia de Helmand, al sur de Afganistán, se cobró ayer las primeras víctimas civiles. Dos proyectiles que erraron en el blanco acabaron con la vida de 12 personas en la localidad de Nad Ali, vecina de Marjah, epicentro de la operación militar. Las fuerzas extranjeras y afganas continuaron ayer avanzando con lentitud, debido a las minas y las bombas trampa sembradas por los insurgentes. Los mandos de la OTAN han advertido de que los peores combates están aún por llegar.

Según un comunicado de la OTAN, los proyectiles lanzados por "las fuerzas afganas y de la OTAN", "explotaron a 300 metros de su objetivo". Las bombas estallaron en una casa. La nota añadía que el comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo mando de la OTAN, el general estadounidense Stanley McChrystal, "ha pedido perdón" al presidente afgano, Hamid Karzai.

Poco después de empezar la ofensiva, la madrugada del pasado lunes, Karzai pidió expresamente a las fuerzas internacionales evitar la muerte de civiles.

Al contrario que en operaciones anteriores, en esta ocasión la estrategia pasa por ganarse a la población local, y ello supone, no solo no cometer errores militares como los de ayer, sino ofrecer a la población todo tipo de asistencia una vez logrado el control de la zona. Karzai ordenó ayer abrir una investigación sobre el incidente.

INTENSOS COMBATES De momento, los 15.000 marines que participan en la ofensiva, ya han tomado posiciones en Marjah, donde ayer se registraron intensos combates. Uno de ellos empezó cuando los insurgentes abrieron fuego cuando los estadounidenses izaron la bandera afgana en un edifico del Gobierno que acababan de tomar.

Un oficial de los marines comparó la entrada en la localidad con los combates que se libraron durante la toma de la ciudad iraquí de Faluya en el 2004. "En Faluya, fue igual de intenso", explicó el capitán Ryan Sparks. "Pero ahí, empezamos el avance desde el norte hacia el sur. En Marjah, avanzamos desde diferentes puntos hacia el centro. Estamos recibiendo disparos de todos los lados", apuntó. Uno de los portavoces de los marines, Josh Diddams, dijo que los insurgentes cambiaron el tipo de resistencia: "Al principio fue más esconderse y correr. Ahora estamos empezando a atravesar zonas donde los insurgentes han tomado posiciones defensivas".

PUERTA A PUERTA Fuentes militares señalaron que una vez dentro de la ciudad, toca buscar puerta a puerta armas e insurgentes. La mayor preocupación de los mandos son las centenares o miles de bombas y explosivos trampa que han colocado los islamistas en las calles y casas. Los militares utilizan detectores de metales y perros adiestrados para localizar los explosivos.

El general de los marines Larry Nicholson dijo ayer que esperan tener la zona bajo control "en unos 30 días". El problema es que muchos de los talibanes han huido de las ciudades para atrincherarse en áreas rurales.