La OTAN se disculpó ayer formalmente ante el ministro de Asuntos Exteriores de Pakistán, Shah Mehmud Qureshi, por la reciente muerte de tres soldados paquistanís en un ataque de las fuerzas internacionales bajo mando de la Alianza Atlántica en la zona fronteriza con Afganistán. Este puede ser un paso decisivo para que Islamabad reabra el tránsito de convoyes de abastecimiento para las fuerzas internacionales en Afganistán que pasan por Pakistán, bloqueado desde el incidente mortal del pasado jueves.

"He expresado al ministro mi pesar por el incidente que costó la vida a tres soldados paquistanís y he manifestado mi pésame a sus familias", declaró el secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, tras reunirse en Bruselas con Qureshi en la sede de la Alianza Atlántica. "Le he manifestado mi esperanza de que la frontera pueda ser reabierta para nuestros suministros lo antes posible y el ministro de Asuntos Exteriores se ha comprometido a trabajar en ello", añadió asimismo Rasmussen.

Ante el nuevo error de las fuerzas de la OTAN en su lucha contra los talibanes, Rasmussen anunció que hay una investigación en curso y que la Alianza Atlántica intentará extraer las lecciones del caso para evitar que se reproduzca en el futuro.

MALESTAR CRECIENTE La muerte de los tres soldados fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Islamabad ante los bombardeos en Pakistán por parte de aviones no tripulados estadounidenses y helicópteros de las tropas aliadas en Afganistán y su goteo de víctimas civiles.

El malestar creciente en el país por estas operaciones quedó reflejado en los dos ataques sufridos en tres días por los camiones de suministros de la OTAN. El viernes de madrugada ardieron 27 de ellos cerca del puerto de Karachi (sur), donde habían sido desembarcados. Y el domingo, otro ataque en la periferia de Islamabad acabó con seis muertos, seis heridos y otra veintena de camiones quemados.