Rusia ha aceptado la oferta de la OTAN para colaborar en su futuro sistema de defensa ante misiles balísticos con el que la Alianza Atlántica pretende proteger todo su territorio. Así lo ha anunciado en rueda de prensa en el secretario general de la OTAN, Anders Forgh Rasmussen, que ha califaicado la cumbre de Lisboa de "histórica".

Según ha explicado, se ha acordado hacer un "análisis conjunto" de las amenazas a las que debe responder este sistema de defensa, aunque todavía no se han pulido los detalles técnicos, en los que se entrará más en profundidad en la reunión que los ministros de Defensa de la OTAN y de Rusia celebrarán el próximo mes de junio.

"Por primera vez en la historia Rusia y la OTAN van a cooperar para defenderse", ha afirmado Rasmussen, que se ha mostrado muy satisfecho por el acuerdo alcanzado en el Consejo celebrado entre ambas partes, durante la 61 Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza que se celebra desde ayer en Lisboa.

En su primera sesión ayer, los Veintiocho acordaron desarrollar las capacidades necesarias para defender a sus poblaciones y territorios contra ataques con misiles, como la "pieza central" de su defensa colectiva, que contribuya a la seguridad indivisible de la Alianza. Además, expresaron su firme voluntad de buscar la cooperación en esta materia con Rusia y otros socios euroatlánticos.

La decisión de los aliados aparece en su nuevo Concepto Estratégico con el que la OTAN se ha dotado para los próximos diez años. De esta manera, la defensa antimisiles de los Aliados, que hasta ahora protegía a sus tropas se ampliará para proteger a territorios y poblaciones civiles, mediante un sistema de mando y control centralizado. El nuevo sistema necesitará una inversión de 200 millones de euros en los próximos diez años y se desarrollará a partir del actual programa, para el que se han dedicado 800 millones de euros.