Conservadores (CDU/CSU) y socialdemócratas (SPD) volverán a negociar un Gobierno conjunto en Alemania. Reunidos durante más de 24 horas en una cumbre a tres bandas con las cúpulas de los partidos, la cancillera alemana, Angela Merkel, y el líder socialdemócrata, Martin Schulz, llegaron ayer a un preacuerdo para empezar los diálogos destinados a reeditar la gran coalición. «En el largo periodo desde las elecciones hemos visto que el mundo no nos está esperando», dijo la líder conservadora, que remarcó que el pacto preliminar es «un nuevo comienzo para Alemania».

Sin embargo, la formación de un nuevo Gobierno aún está lejos de materializarse. El acuerdo alcanzado tras unas negociaciones que duraron toda la noche es solo el resultado de una primera ronda de exploración entre los tres partidos hegemónicos alemanes - donde se incluye a los conservadores bávaros de la CSU-, que han gobernado de la mano en ocho de los 12 años de mandato merkeliano. En un largo documento se fijaron aspectos espinosos que hasta ahora habían separado a los partidos, como la llegada de refugiados o el aumento de impuestos. «Hemos obtenido resultados excelentes», aseguró el expresidente del Parlamento Europeo.

Así, los tres partidos limaron asperezas en política migratoria, el tema que ha marcado la agenda política alemana de los últimos dos años y medio. Entre las nuevas medidas se incluye una limitación de la reunificación familiar de refugiados a mil casos mensuales y agilizar las deportaciones. A cambio de esa acogida, Alemania ya no abrirá las puertas a los inmigrantes procedentes de Grecia e Italia, como ya había acordado.

LENTITUD HISTÓRICA / Con este paso, conservadores y socialdemócratas se sentarán en la mesa las próximas semanas sin que haya un camino claro. Tras una semana de charlas discretas, Merkel y Schulz han arrojado así un poco de luz sobre la incertidumbre política que vive Alemania, poco acostumbrada a tantas dudas. Pero los interrogantes se mantienen. El día 21 el SPD celebrará un congreso extraordinario en Bonn donde sus delegados deberán ratificar ese preacuerdo. Entonces comenzarán las negociaciones formales para diseñar un programa de gobierno. De prosperar, el pacto definitivo también deberá ser aceptado por las bases socialdemócratas, más críticas con la CDU. Ese acuerdo llegaría, como pronto, a finales de marzo.

Las elecciones del 24 de septiembre dieron lugar al Bundestag más plural y atomizado de la historia. El Parlamento federal da cabida ahora a siete formaciones, incluida la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que consiguió romper el tablero político alemán y situarse como tercera fuerza del país con el 12,6% de los votos. De reeditarse la gran coalición, los islamófobos pasarían a ser el primer partido de la oposición.

Aunque durante la campaña electoral quedó prácticamente olvidada, la cuestión europea ha sido clave en esta ronda negociadora. «Si entramos en el Gobierno será solo con la condición de fortalecer Europa», aseguró Schulz ayer, en un guiño a las propuestas de renovación del presidente francés, Emmanuel Macron. Entre esas medias, la CDU y el SPD han acordado aportar más dinero a la Unión Europea, crear un fondo monetario comunitario para la estabilización de la Eurozona y reforzar el llamado eje franco-alemán. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ya ha aplaudido «satisfecho» el preacuerdo «para el futuro» al que se ha llegado. En términos similares se pronunció Macron, que se declaró «feliz» y «satisfecho». «Llegan buenas noticias del otro lado del Rin», señaló el presidente francés.

EL FUTURO DE MERKEL / Con un acuerdo definitivo, Merkel lograría evitar una repetición de elecciones, temida por la posibilidad de una mayor fuga de votantes conservadores hacia AfD, y reafirmar su liderazgo al frente del país. Con un cuarto mandato completo, Merkel superaría la longevidad de Konrad Adenauer, primer canciller de la Alemania de posguerra, e igualaría el récord de 16 años que estuvo en el poder de Helmut Kohl, su padre político.